Por: Angelique García Solá
Entre los años 1950 a 1960, debido a la necesidad de acceso comunicológico y de información, la profesión de interpretación de lengua de señas inició de manera voluntaria; realizada por familiares y amigos de personas sordas.
Muchos comienzan con la idea de “ayudar” a la comunidad sorda; otros, desean convertirse en intérpretes o, debido a su trabajo, piensan que les sería útil. Pero, la lengua de señas, para la comunidad sorda, tiene un sentido de identidad.
Hardin, Boone Blanshad, Kemmery, Appenzeller & Parker (2014) explican que existen varios factores que influyen en la creación de identidad del individuo con pérdida auditiva. Sin embargo, la comunidad de oyentes podría percibir la lengua de señas como algo interesante o hasta como una nueva carrera profesional. Como resultado, son más las personas que a diario obtienen conocimientos en lengua de señas; lengua que le pertenece a la comunidad sorda.
No obstante, no todos estos lugares o personas están avaladas por el Consejo de Educación Superior, y tampoco existe regulación para la enseñanza. He logrado observar cómo diversas personas que finalizan los cursos deciden comenzar a impartir clases de señas y monetizan la lengua de la comunidad sorda.
Posiblemente, muchos de aquellos que han obtenido una enseñanza por parte de una persona sorda, sucesivamente, comienzan a transformar el interés de ayuda con “intención” de inclusión de la comunidad sorda entre los oyentes a una enseñanza que monetiza la lengua de señas.
Además, hay que tener en cuenta que, para ser un intérprete, no simplemente es “mover las manos”. Depende de otras destrezas, y el proceso de interpretación es uno altamente sofisticado que consiste en codificar una lengua oral a una visual.
Un detalle particular en varios de estos cursos es la falta de educadores sordos para ofrecer la enseñanza de señas. ¿Estaremos apropiándonos de su lengua y comercializando? Entonces, cabe preguntarse cuál es el propósito de ofrecer estos cursos. ¿Será monetario? ¿Será la creación de personas conocedoras de la lengua de señas o la preparación de intérpretes?
Estamos perdiendo de perspectiva la opinión y sentir de la comunidad sorda. ¿Se han preguntado cuál es la opinión de las personas sordas acerca de la enseñanza de su lengua de señas? Ellos deberán tener diferentes opiniones acerca del por qué y cómo los oyentes aprenden su lengua y el propósito de enseñarla.
Existe una necesidad de formar más intérpretes profesionales en Puerto Rico, por lo que la comunidad sorda es nuestra mejor carta de presentación; las opiniones y experiencias de las personas sordas se deben exponer, analizar, aplicar y respetar.
Debemos proveer un espacio de inclusión a la comunidad sorda, pero el acto de comercializar la enseñanza de la lengua de señas podría ser observado como uno de opresión y monopolización de su lengua.
Las expresiones vertidas en este escrito no necesariamente representan el sentir de Pulso Estudiantil.