(foto extraída de la web)
Lucha, resistencia, reclamos, equidad, seguridad y derechos: estas son solo algunas palabras para describir lo que históricamente ha representado el Día Internacional de la Mujer.
A pesar de su importancia, cada año vuelve a ocurrir lo mismo: se borran los orígenes del activismo político que dieron paso al 8 de marzo y se reduce la necesidad de reconocer los reclamos de las mujeres con planteamientos equivocados. Ante esta realidad, explicamos las actitudes que debes evitar en el Día Internacional de la Mujer.
Felicitar a una mujer
Si bien es cierto que las felicitaciones, en muchas ocasiones, no se otorgan con malas intenciones, también es imperativo entender que nos toca reflexionar antes de celebrar a una mujer en esta fecha.
Más allá de caracterizarse por ser un día de celebración y orgullo, el 8 de marzo funge como una vía para continuar visibilizando la desigualdad, la brecha salarial, las diferentes manifestaciones violentas en contra de las mujeres, los feminicidios y todo un entramado patriarcal que opera sobre las vidas de las mujeres.
Cuestionar la falta de un día internacional para hombres
A pesar de que los hombres, históricamente, han tenido poder sobre la cultura, la política, la literatura, la ciencia, la economía, el deporte y otras esferas de la sociedad, existe un día que reconoce los avances masculinos: el 19 de noviembre.
Por tal razón, las quejas sobre la falta de reconocimiento para los hombres no son relevantes ni responden a los procesos históricos que le han concedido poder sobre la humanidad.
Comercializar el 8M
Una campaña que suponga reclamar la equidad de género sin reconocer las luchas y las intersecciones atravesadas por las mujeres es simplemente una estrategia de mercadeo. La búsqueda de un beneficio económico no debería ir por encima del reconocimiento de un día que intenta visibilizar las realidades detrás de vivir como una mujer.
Criticar las formas de ejercer el derecho a la protesta
Imponer un estándar definido para explicar qué acciones se consideran correctas en el contexto de una manifestación solo intenta limitar las maneras de expresarse. Antes de cuestionar qué, cómo, cuándo o dónde se protesta, súmese a los espacios que amplifiquen las voces de las mujeres.
Propiciar comentarios machistas
Promulgar expresiones que perpetúan una mirada condescendiente hacia las mujeres, sin importar cuán socialmente aceptables sean, retrasa cualquier intento de aliarse a las luchas feministas. Si su comentario no aportará un valor significativo para combatir la injusticia o apoyar las causas sociales, tal vez su emisión no sea necesaria.
Reconocer qué no se debe hacer es tan importante como cuestionarse el camino que queda por recorrer. Antes de lucrarse, burlarse, criticar o felicitar a una mujer, pregúntese cómo discrepan sus realidades de vida con respecto a las de otras personas. Cuestione sus privilegios, alce la voz ante la injusticia, edúquese sobre los procesos históricos y abrace la posibilidad de que la cultura se puede transformar cuando comenzamos a ponernos en los zapatos de la otra persona.