Vivian I. Neptune Rivera jamás imaginó que los pasillos que recorrió mientras era estudiante en la Universidad de Puerto Rico Recinto de Río Piedras se convertirían en su espacio laboral.
Después de 25 años y de lidiar con los comentarios desalentadores por provenir de escuela pública, la actual Decana de la Escuela de Derecho de la Universidad de Puerto Rico (UPR) rememoró algunos de los desafíos que superó para ocupar el más alto puesto de la prestigiosa facultad.
“Jamás me lo planteé porque me desalentaron para estudiar Derecho. Nunca estuvo en mis planes”, sostuvo Neptune Rivera.
La abogada inició sus labores como decana en el 2011. Aunque comenzó en un proceso difícil, luego de la huelga de la UPR que en el 2010 mantuvo cerrados los portones durante 60 días, considera que ha sido una “responsabilidad enorme” dirigir la Escuela de Derecho.
La profesora reconoce que su decanato, a diferencia de administraciones anteriores, se distingue por una política de “puertas abiertas y de apoyar iniciativas”. En 1995, cuando la decana estudiaba en la Facultad de Derecho, no existían programas probonos que brindaran servicios de asistencia legal a las personas que no pudieran costearlos. “No digo que en el pasado no habían buenas ideas, a lo mejor habían trabas burocráticas”, agregó.
A través de programas que fomentan el servicio, educación e inclusión de sectores desventajados, la también egresada de Columbia University intenta erradicar los mitos de la burocracia en la Escuela de Derecho de la Universidad de Puerto Rico: “solo entran por nombre y apellido”.
Con la creación de los probonos Acceso a Derecho y Enlace con Escuelas Públicas Neptune Rivera ha buscado aumentar la diversidad en la admisión de estudiantes a la facultad, especialmente del sistema público de enseñanza de Puerto Rico.
“El acceso a la justicia comienza con el acceso a la educación legal. Yo acuñé esa frase porque desde que más personas de trasfondos no representados tengan acceso a esta escuela, que no sean tan solo los privilegiados, que no sean todos de la misma raza, mismo género, la misma orientación e identidad sexual es cuando de verdad vas a lograr un impacto en la justicia”, enfatizó la abogada que, en la práctica de la profesión legal, trabajó en un bufete en el área de derecho laboral.
El sistema
Neptune Rivera mencionó que no ha sido discriminada abiertamente, pero reconoce la falta de representación y oportunidades para la mujer y personas de raza negra en el ámbito jurídico y laboral.
“Cuando vamos a las salas de los tribunales, ¿dónde están los rostros negros? Si no están esposados, siendo los desahuciados o los pobres. Las oportunidades debemos democratizarlas”, expresó sobre la estructura del sistema.
Como parte de los programas de servicio voluntario en la Escuela de Derecho, estudiantes y egresados se destacan como líderes de organizaciones relacionadas con los temas de raza y género. Además, según la decana, la Facultad está en un proceso de introspección e implementación de la perspectiva de género en la educación legal.
Neptune Rivera enfatizó que a través de la educación se puede fomentar una cultura de paz y que hay un potencial inmenso para que la Escuela lidere un ambiente educativo, de respeto y de interacción social más inclusivo.
Aunque es consciente de que la renovación de liderato siempre es importante, la profesora admitió que entre sus planes queda pendiente lograr una facultad cada vez más inclusiva, y abierta previo a que continúe con sus metas profesionales, que incluye formalizar su regreso a la academia.
“El reto es ¿cómo dejo esto mejor de lo que yo lo encontré? ¿Cómo han variado los rostros de los que están en puestos administrativos? ¿Cómo han variado los rostros de mis estudiantes y mis empleados? A nivel personal quiero dejarlo más diverso, más inclusivo y más abierto para que sigamos pasándonos el batón de generación en generación”, puntualizó la decana.
Desde su oficina en la prestigiosa facultad, Neptune Rivera anhela construir una Escuela de Derecho cuyos pasillos reflejen compromiso social, pero también inclusión y diversidad, para que la travesía de otros alumnos sea un refugio y escudo de aquellas comunidades desaventajadas de la actualidad.