Una jerezana que estudia y cuida de su hija en medio de la pandemia del Covid-19 se enfrenta, día a día, a dificultades como alumna y madre. Maridelis Rodríguez Vázquez, de 22 años, cursa su quinto año de estudios en la Facultad de Administración de Empresas, y es madre soltera de una niña que tiene tres años. La menor asistía a un cuido de niños antes del 15 de marzo, día en que la gobernadora Wanda Vázquez Garced decretó el toque de queda que se ha extendido en cuatro ocasiones, y que aún continúa vigente.
Previo a la cuarentena, un día normal en la rutina de Rodríguez Vázquez comenzaba con llevar a la menor a su cuido; ir a la universidad, aprovechando el tiempo libre que tenía entre sus clases para adelantar trabajos. Luego, recogía de la guardería a la niña, y la llevaba a casa de
sus abuelos; luego asistía al gimnasio. Al regresar a su hogar, realizaba sus tareas académicas tras acostar a su hija a dormir.
Tras la implementación del toque de queda, los días de Maridelis se volvieron distintos.
“[Estamos] todo el día en la casa. Se me hace difícil estudiar porque ella [la niña] requiere mucha atención. Hay que jugar con ella y enseñarle- hacer lo que le manda el “head-start”. Ahora, estudio cuando ella se duerme, no tengo ese tiempo de cuando ella estaba en el “head-start”. En [medio de] las clases en línea, ella me interrumpe; quiere salir en la cámara, me habla, quiere que juegue con ella…”
Para que la menor se distraiga y le permita tomar sus cursos, la joven la exhorta a que vea televisión, use sus juguetes y haga manualidades, pero, eventualmente, la niña pierde el interés en estas actividades, y acude nuevamente a su madre.
La situación irregular que viven afecta la salud mental de Rodríguez Vázquez, quien padece de Trastorno de Ansiedad Generalizada (GAD, por sus siglas en inglés), depresión y Trastorno de Hiperactividad con Déficit de Atención (ADHD, por sus siglas en inglés). El periodo de mayor dificultad para ambas fueron los primeros días que pasaron encerradas.
“Finalmente, prestar atención [a la clase] y que la nena me pidiera algo, me provocó mucha ansiedad.”
Tuvo problemas organizándose para tomar cursos en línea, lo que le desataba ataques de ansiedad. Para adaptarse a su nueva realidad, Rodríguez Vázquez tuvo que recurrir a dejar la niña con su familia paterna por una semana. Esta medida funcionó, pues luego de tres semanas llenas de dificultades, logró establecer una rutina y ajustarla a las necesidades de su hija.
No es la única
El caso de Rodríguez Vázquez no es único. Según el Instituto del Desarrollo de la Juventud (IDJ), mujeres jóvenes de 15 a 19 años dieron a luz al 24.4% de los bebés nacidos en Puerto Rico en 2017. Además, 3.8 millones de los universitarios en Estados Unidos son padres o madres. El 70% de esta cifra son mujeres, y el 43% están solteras mientras crían a sus hijos, de acuerdo con estadísticas del Instituto de Investigación de Políticas Públicas sobre la Mujer (IWPR, por sus siglas en inglés) del año pasado.
Asimismo, esta población tiene más dificultades para costear sus estudios, y tienen mayores posibilidades de abandonar la academia sin completar sus grados. Son más vulnerables a endeudarse mientras completan un bachillerato, situación que apunta a que tienen mayores dificultades económicas que los universitarios promedio.
El coronavirus dificulta la situación aún más
Ante la emergencia salubrista del Covid-19 que llevó a la determinación de un toque de queda para evitar el contagio de la enfermedad en Puerto Rico, la situación de los universitarios se agravó. Muchos de los alumnos tuvieron que dejar de trabajar, así que cuentan con menos dinero para conseguir alimentos, mascarillas, guantes y los productos necesarios para
desinfectar y enfrentar la pandemia. También, las clases presenciales que se ofrecían en las universidades se adaptaron a la modalidad virtual repentinamente, lo que afectó la manera en que se impartían los cursos y las tareas a realizar.
La situación se tornó más precaria si se evalúa que un gran número de estudiantes hacen sus tareas en los planteles universitarios debido a que no cuentan con los recursos económicos para comprar computadoras personales, tabletas o la tecnología necesaria para tomar cursos en línea, así como para pagar una mensualidad de Internet.
Los estudiantes que también son padres o madres se enfrentan a más problemas aún. Además de tener menos dinero para costear sus gastos, el tiempo que tienen para cumplir sus deberes académicos es más escaso y difícil de aprovechar. En cuanto a cómo organizarse y lograr armonía entre sus clases, trabajos y los niños, Maridelis Rodríguez Vázquez ofreció un consejo:
“Entiendo [a los estudiantes que tienen hijos]. No es fácil, pero la clave es adaptarse y crear una nueva rutina a conveniencia para cumplir los objetivos que se [tengan]. Busquen ayuda de sus familiares, si es necesario”
GCP