Los medios de comunicación fallaron una vez más en su deber de informar justamente a favor de una sociedad equitativa y en defensa de la justicia. En lugar de ejercer su rol en investigar, fiscalizar, y traer a la luz la verdad, optaron por desinformar, y aliarse al sensacionalismo. Por eso, el titular publicado esta mañana por WAPA que, al momento de redactar esta columna, lee ‘’Encuentran cadáver de hombre vestido de mujer en Toa Baja’’ es una indignante falta de respeto hacia las personas trans y al oficio periodístico.
Se reportó con menosprecio a la verdad y, a causa de ello, miles de personas trans más tendrán que vivir con temor por sus vidas, invalidadas, y de nuevo, enfrentadas a una sociedad que no cree en su seguridad humana ni derecho al desarrollo. Alexa no estaba vestida de mujer; era mujer.
El hallazgo del cuerpo muerto de la joven Alexa en Toa Baja no es el titular que debió haber sido leído por miles esta mañana. Ese titular debió haber leído «Asesinato por crimen de odio reportado en Toa Baja». Bastaba con el video que se subió a las redes sociales para que un medio con respeto a la dignidad de las personas trans reportara el crimen de tal manera.
Las mujeres trans han sido asesinadas sistemáticamente en Puerto Rico, y datos de este fenómeno se encuentran desde hace 10 años atrás en una nota del 2010 publicada por Primera Hora que lee “Epidemia” de asesinatos de homosexuales o transexuales’’. Cabe resaltar que el uso de la palabra ‘’transexual’’ es una forma errónea de referirse a todas las personas de la experiencia trans.
El morbo de los medios en reportar y publicar fotos del cadáver de Alexa representa una falta de respeto hacia su identidad y su cuerpo. Propiciar el morbo y normalizar los eventos violentos contra la gente trans no es práctica periodística ética, y definitivamente no es un reportaje justo. Lo que ocurrió fue un crimen de odio, y eso no requiere titular ni contenido visual morboso.
Incluso, los medios y comunicadores fallaron en desmentir y cuestionar los señalamientos transfóbicos de las personas que desinformaron acerca del pasado de Alexa. Dicha desinformación justificó su asesinato ante una parte de la opinión pública, y aún en su muerte, las personas continúan a nombrarla incorrectamente y a violentar su dignidad. El deber de los comunicadores debió haber sido fiscalizar tales declaraciones con la pertinencia ameritada y esclarecer, como se ha logrado por fuentes no periodísticas, que no había antecedente criminal que moralmente justificara el asesinato de Alexa.
No es la primera vez que ocurre, pues, en el 2010, El Nuevo Día publicó una nota titulada ‘’Se estremece Corozal por asesinato de joven homosexual’’, de nuevo invalidando la identidad de una mujer de la experiencia trans llamada Ashley. Los medios locales han consistentemente rechazado exclusivamente llamar a la gente trans por sus nombres, y han resaltado sus nombres muertos y trivializado sus identidades.
El patrón de violencia sistemática en contra de las mujeres trans es evidente y continuará hasta que la sociedad elija prohibir la complicidad. Hasta que los medios de comunicación no ejerzan sus deberes propiamente, tendremos que continuar despertándonos a este tipo de noticia que llena los corazones de la gente trans con miedo, tristeza, y pánico.
Llamar a las mujeres trans por sus nombres y pronombres correctos es una cuestión de derechos humanos y permitir que tengan una vida plena, segura, y libre es una de seguridad humana. No hay justicia que se halle en permitir que un ser humano viva a la interperie, sin apoyo de algún tipo, con miedo a a la violencia, y consistentemente enfrentándose a amenazas contra su existencia. Una sociedad que cree en la justicia y los derechos humanos no puede llamarse tal cual si no respeta, protege, y hace una prioridad el desarrollo humano de las mujeres trans y la gente de la experiencia trans.
Los medios de comunicación no pueden continuar reportando estos sucesos con menosprecio a la dignidad de la gente fallecida. Continuar reportando de tal forma contribuye a una cultura de violencia en contra de la gente trans; una cultura de invalidación hacia sus identidades, aportaciones a la sociedad, y sus meras existencias. En vez de celebrarlas, las ocultan, aplastan, y añaden sus nombres muertos a las cifras pocas confiables de la Policía de Puerto Rico, otro agente social que no ha hecho su labor en proteger a la gente trans. Su complicidad y falta de diligencia en el labor investigativo ha costado la vida de mujeres trans una y otra vez, además de su transfobia.
Tenemos que exigirle más a los medios tradicionales. Tenemos que exigir más al Estado. Tenemos que propiciar las condiciones sociales para que la gente trans viva dignamente. No podemos seguir permitiendo la muerte sistemática de estas personas. Es deber de la sociedad, y los medios, informar las cosas dignamente. No queremos más mujeres asesinadas. Justicia para Alexa.
#SeLlamabaAlexa
JLDN