Por: Juan Romero Casillas
El pasado 23 de marzo, el rector del Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico, Luis A. Ferrao, envió una carta con el fin de expresar el inminente cierre de Torre Norte. En tres pequeños párrafos, el rector expresó que, por causa del huracán María y por irresponsabilidad administrativa de mantener el edificio “al día” durante los largos años de servicio, había que cerrar el edificio. La carta, no obstante, no especificaba presupuesto, planes de acción, si hubo alguna subasta o si personas de interés estarían envueltos.
Las noticias y «bochinches» universitarios tienden a propagarse rápidamente vía mensajes privados. Normalmente, antes de que el cartero envíe los mensajes al buzón del correo institucional, la noticia ya se discutió en múltiples «chats» de estudiantes. De esa forma, he recibido noticias tan impactantes como la invitación inusual de la Junta de Control Fiscal al presidente del Consejo General de Estudiantes para que presentara propuestas sobre cómo llegar fondos a la universidad, las distintas versiones del plan fiscal, el aumento de matrícula, etc. Todas, sin duda, causan impactos. Respondemos con un “voice message” haciendo alusión a lo difícil y cruel que pueden ser nuestros líderes políticos u oficiales universitarios y si acaso se cuela alguna novedad vocal- para liberar estrés- con emojis de llamitas y caritas molestas, felices o pensantes. El 23 de marzo recibí un mensaje de un compañero del consejo sin emojis ni palabras burlonas. El “screenshot” mostraba las palabras del rector, que con mucha precaución leí. La carta iba al grano, y su mensaje era claro: no preguntes cómo se dio el proceso, cuándo se va a dar en cuestiones de presupuesto, quién lo va a ejecutar y qué va a ocurrir, lo único que importa es que al final del semestre (o trimestre) en curso, te vas a la calle.
Esto ha sido confirmado. Después de recibir el mensaje, pasé por la oficina de vivienda para una reunión. Se me concedió. El decano Darwin Marrero me recibió muy respetuosamente, me enseñó sobre cómo el programa de vivienda había evolucionado a través del tiempo, mejorando y con transparencia total, pero ante preguntas del cierre, me informa que se había enterado el mismo día que todos. Recientemente, tuve la oportunidad de reunirme con varios senadores académicos (docentes y estudiantiles), el presidente del consejo y la representante ante la Junta Universitaria para hablar sobre el tema. El decano estaba presente junto a su jefa, la decana de estudiantes, Gloria Díaz Urbina. La intención de la reunión era, a un mes y varios días después de la carta, recibir algún insumo sobre el cierre. Ambos respondieron que eran simples obreros, que no tenían información relevante al tema, que no sabían nada y que, si yo deseaba conocer más del tema, tenía que de alguna manera llegar a administración central porque la “papa caliente” salió de una cocina interna que ni ellos mismo tienen acceso. Según nos comentó la decana, el rector- que por reglamento es quien único autoriza el cierre y desalojo de viviendas- recibió una llamada de Walter Alomar “exhortando” el grotesco curso de acción y de ahí, el 23 de marzo.
Ante tanta incertidumbre, la única información segura es que, para agosto del próximo semestre, aproximadamente 370 personas, compañeros estudiantes todos, se quedarán sin opciones de vivienda accesible porque alguien en administración central decidió jugar con numeritos en una tabla de Excel. Tomaron una decisión a la ligera, sin transparencia, sin conversación, con altanería, porque en este país los servidores públicos toman decisiones sin medir consecuencias. Y poco les importa lo que ocurra en el proceso: si nos vamos del país- porque respirar aquí pesa- y si nos damos de baja, conseguimos tres trabajos y nos incrustamos totalmente en la maquinaria esclava de la crisis colonial. Esto es simple. Concluyo: si la situación aquí es que el rector de la universidad o alguien de la administración universitaria o gubernamental tiene algún camarón amigo del alma que quiere guisar con el dinero del país a expensas de 370 historias de superación, pues que así lo exprese. Pero me urge saberlo, lo invito a un corto diálogo, en una mesa donde también esté Walter, Hillman, Gloria Díaz y 370 sillas. Que saquen el “Rambo” interno y nos digan que no chavemos más, que tenemos planes vacacionales y que por eso tenemos que cerrar y vender.