Por: Itzel M. Rivera Rivera
El 7 de diciembre del 2021, Liza Fournier Córdova, presidenta de la Unión Nacional de Educadores y Trabajadores de Educación (ÚNETE), sufrió un infarto cardíaco en el salón de clases.
“No tenía ninguna condición previa de salud, los estudios determinaron que fue por estrés, fui de las afortunadas que tuvo una segunda oportunidad”, detalló la maestra.
Desde inicios de febrero del 2022, el magisterio de Puerto Rico ha formado parte en distintas manifestaciones para reclamar justicia salarial, un retiro digno y mejores condiciones laborales.
Las educadoras comenzaron el activismo porque muchos docentes carecen de un sueldo sustentable y han tenido que recurrir a tener más de un trabajo; la sobrecarga les ha provocado condiciones de salud a varios de los educadores.
El salario base de los maestros y maestras de escuela pública se había mantenido en $1,750 desde el 2008. El 7 de febrero de 2022, luego de varios reclamos, el gobernador Pedro Pierluisi aumentó temporalmente $1,000 mensuales a los sueldos de los docentes.
Mercedes Martínez Padilla, la presidenta de la Federación de Maestros de Puerto Rico (FMPR), aseguró que la explotación laboral en el magisterio y la ansiedad de no saber qué pasará con su futuro cuando sean envejecientes es muy agobiante.
Otra de las razones que provocó que los manifestantes salieran a la calle fue la aprobación del Plan de Ajuste de la Deuda que modifica el retiro del magisterio. Incluso, fue motivo inicial del infarto cardíaco que sufrió Fournier Córdova en la escuela.
“Estuvimos todo el mes de noviembre en la Legislatura cabildeando en contra del proyecto 1003, explicando por qué ese proyecto no era bueno para el magisterio, cómo nos afectaba en el salón de clases y a otros maestros como lo son mi hija, mi mamá, mi papá y mi hermana […], comenzando diciembre infarté”, explicó la presidenta de ÚNETE.
Martínez Padilla añadió que más del 85 por ciento del magisterio está compuesto por mujeres y que, usualmente, tienen una doble o triple jornada de trabajo en las escuelas. Sin añadir las tareas en el hogar, porque son madres también, y que a veces tienen otros trabajos que, por el exceso, terminan provocándoles condiciones de salud. Así fue el caso con Fournier Córdova y otras decentes que se desgastan físicamente.
“Seguimos en la lucha porque prefiero morir en la calle luchando a morir en un salón de clases a los 53 años”, sostuvo Fournier Córdova, quien piensa que en el país hay dinero para horas extras y contratos nebulosos “pero no hay dinero para los trabajadores de este país”, que merecen un retiro digno y justicia salarial.
Fournier Córdova añadió que, como presidenta de ÚNETE, busca educar para luchar y luchar para educar. Como maestra, añadió, le toca educar a los niños a que cuando hay injusticias hay que levantarse e ir a la calle a luchar por los derechos humanos.
“Aquí quieren construir una sociedad de jóvenes que sean encaminados a lo que el gobierno solamente diga, nosotras como maestras los ayudamos a pensar críticamente y evaluar qué les conviene para que en el futuro esos jóvenes que nos van a representar tomen mejores decisiones de las que tomaron otros en nuestros antepasados”, concluyó.