[Nota: este perfil forma parte de una serie que destaca líderes estudiantiles de las diversas universidades públicas y privadas de Puerto Rico]
Vistiendo un arete morado en forma del símbolo de Venus, y otro con forma de machete y pintado con los colores del arcoíris, unos espejuelos con lentes en forma de octágonos, y con una monoestrellada blanca y negra a sus espaldas, Thaís Vega Morales cuenta cómo los pasados cinco años en el Recinto de Ponce de la Universidad de Puerto Rico (UPRP) la transformaron.
“La Universidad me ha transformado, y le debo la vida, en realidad”, dice la joven de 22 años, quien cursa su último semestre de bachillerato en Educación Elemental con una concentración menor en Desarrollo Empresarial. Se toma una breve pausa, sus ojos verdes a punto de lagrimear, su rostro lleno de emociones.
Vega Morales, natural de Hatillo, se ha dado a conocer en su recinto por su participación en organizaciones estudiantiles, como en la Coalición Estudiantil en Búsqueda de la Equidad (CEBE), la Asociación de Universitarios Prosordos, la Asociación de Estudiantes de Psicología, entre otras. Además, la leona ayudó a consolidar, junto a tres estudiantes, el Movimiento Estudiantil de la UPRP el semestre pasado, cuando la lucha universitaria en contra del Plan de Ajuste de la Deuda se desencadenó y provocó la paralización de varios recintos.
No se conocían. Sin embargo, Vega Morales y los otros tres estudiantes compartían un objetivo: luchar por la UPR. Notaron la necesidad de organizarse, y lo hicieron. El resultado: lograron paralizar el Recinto de Ponce por tres semanas, y mantuvieron un espacio seguro, contribuyendo con la alimentación, educación y recreación de los universitarios y universitarias que se unían a la lucha en los portones de la institución.
La joven explica que “si no hubiese entrado a la Universidad de Puerto Rico, en Ponce específicamente, no hubiese conocido a las personas que conozco o no hubiese conocido el área sur de Puerto Rico. No hubiese creado conciencia de las distintas problemáticas sociales, no hubiese salido de mi burbuja familiar”. No obstante, Vega Morales confiesa que uno de sus obstáculos al estudiar en el sistema UPR fue la propia administración de la Universidad, por lo que recurrió a los espacios que cataloga seguros como, por ejemplo, CEBE, ya que proponen la verdadera inclusión.
Fuera de los portones del recinto, la aficionada de la serie Shameless y la película You’re Not You, disfruta ir a la playa, comerse el trifongo del “food truck” La Queenie, en Ponce, y leer uno de sus libros preferidos: Morder La Manzana: La revolución será feminista, o no será de Leticia Dolera. “Espontánea, sociable, genuina y protectora” son las cuatro palabras que utiliza para describirse a sí misma. “Creo que mis padres dirían que soy intensa”, dice la hatillana, mientras se ríe.
“Cuando pequeña, mi pasatiempo favorito era jugar a las clases en mi cuarto. Nunca dejé de soñarlo”, comparte Vega Morales a través de una publicación en Instagram. La educadora en formación comenta que entiende la importancia de impartir sus clases integrando la perspectiva de género. “La perspectiva de género no es una metodología de enseñanza, es simplemente una filosofía, por decirlo de alguna manera, que se implementa en la metodología”, explica a través de una videollamada. “Los niños y las niñas son personitas súper libres, y si no se les adoctrinara con las distintas perspectivas machistas y patriarcales que existen, el mundo sería perfecto de por sí”.
“Por ejemplo, estamos presentando, en la pantalla, a una persona que tiene un gorrito rosa, y el estudiante me dice que eso es una nena”, expone la universitaria. Ella indica que le respondería con “¿Pero por qué?, y ¿qué tiene [ese individuo] que tú crees que pueda ser una persona femenina? Y pues ahí vamos dialogando”, continuó.
Actualmente, la joven ejerce como maestra en el sector privado, ofreciéndole “home schooling” a un alumno, además de impartir tutorías de todas las materias a estudiantes de escuela elemental. Asimismo, se encuentra en el proceso de obtener dos certificaciones profesionales: una en educación sexual integral, y otra en andragogía, disciplina que se ocupa de la educación de los adultos. En el ámbito personal, la educadora expresó que desea seguir desaprendiendo lo que le ha impuesto el patriarcado; “hay demasiadas cosas que desaprender y que aprender nuevas, y así trabajar para un mejor Puerto Rico”.
Vega Morales, quien participó, el verano pasado, en el Programa de Apoderamiento y Retención de Agentes de Cambio, un internado de acción social con una duración de ocho semanas ofrecido por la organización sin fines de lucro Mentes Puertorriqueñas en Acción, compartió su mensaje para los demás universitarios y universitarias: “Que no se quiten”. “Porque la Universidad de Puerto Rico es un mundo lleno de posibilidades, y un mundo lleno de cosas súper bellas, de gente extraordinaria, y, sobre todo, te transforma”, concluyó.