Entre cuartos de hoteles increíblemente desordenados y grandes escenarios, se va desatando la historia en el largometraje Rebelión, basado en la vida del compositor e intérprete de salsa colombiano Joe Arroyo.
La película, dirigida por José Luis Rugeles, se estrenó el pasado 3 de noviembre en los cines colombianos, y fue presentada durante el tercer día de la Cumbre Internacional de Afrodescendencia en el Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico (UPR).
“Quiero contarle mi hermano un pedacito de la historia negra
De la historia nuestra, caballero y dice así:
Uh!
En los años mil seiscientos
Cuando el tirano mandó
Las calles de Cartagena
Aquella historia vivió”
Así comienza uno de los mayores éxitos musicales de Arroyo, Rebelión, canción por la que se titula la película.
La vida de Arroyo – un hombre visiblemente negro – queda plasmada en este largometraje con escenas que van desde su proceso creativo para escribir y producir canciones, hasta su colapso tras bastidores durante uno de sus conciertos, y su sufrimiento tras la muerte de su hija Tania.
Nacido en Cartagena de Indias, Colombia, – en 1955 – Álvaro José Arroyo González (Jhon Narváez) comenzó su carrera musical a los 16 años, tras ser reclutado por Julio Ernesto Estrada (Martín Seefeld). Estrada fue su principal acompañante a través de la película, ejerciendo como su mano derecha.
A través de la trama, predominan los tonos rojos y la poca iluminación. En más de una ocasión, se utiliza el ‘spotlight’ para distinguir a los personajes en la escena y resaltar algunos de los momentos más conmovedores, como cuando Arroyo le canta a su hija Nayaline que está en el vientre de su esposa
Asimismo, los planos cenitales sirven para retratar el caos en la vida de Arroyo fuera del escenario, proveyendo un sentido claustrofóbico y solitario, como si no tuviera escapatoria de los vicios y dificultades.
La música, por supuesto, es el elemento que le da vida y razón a la película. Sin embargo, no tan solo predomina la música de Arroyo a través del largometraje, sino que muchas escenas contienen música de suspenso, que provoca inquietud y un sentimiento de que algo malo está por ocurrir. Arroyo tuvo distintos problemas de salud durante su vida, como la diabetes, el hipertiroidismo, problemas renales, entre otros, además de vicios con las drogas, según El Telégrafo.
Debido a esta angustia, las escenas musicales son como la tranquilidad en medio del caos. La voz de Carlos Guerrero, quien imita la voz de Arroyo para la película, y la interpretación de Narváez son realmente para pelos, y resulta difícil permanecer sentado mientras suenan temas como En Barranquilla Me Quedo y Pa’l Bailador.
Arroyo experimentó con distintos ritmos caribeños incluyendo la salsa y el son, asimismo, ritmos colombianos como la cumbia en sus productos musicales, además de sus letras a menudo asociadas a la identidad racial.
Entre sus grandes éxitos, se encuentran las canciones Tania, dedicada a su primogénita, y Mary – inspirada en su segunda esposa Mary Luz Alonso Llanos –interpretada en Rebelión por la actriz colombiana Angie Cepeda.
Narváez realiza un gran desempeño actoral al retratar la dicotomía entre el aturdimiento constante del cantautor y su pasión por la música, la euforia de presentarse ante el público y cómo se transporta con los ritmos y melodías de la salsa.
Durante la película, se va disipando esa línea entre lo real y lo imaginado, en especial como resultado de una trama no lineal; es decir, incluye brincos a través del tiempo, produciendo un sentido de desorden y confusión que muy probablemente sentía el propio Arroyo.
Arroyo murió el 26 de julio de 2011, a los 56 años de edad, en Barranquilla, Colombia a causa de un paro cardiorrespiratorio.
El largometraje ha sido presentado en festivales en Colombia, como el Bogotá International Film Festival, e internacionalmente en eventos como el Festival de Málaga, en España, y el South by Southwest en Texas.
Rebelión comunica el grito de Arroyo hacia la afirmación de la historia africana, un grito por ayuda, un grito por las personas que perdió. Pero sobre todo, el grito de un legendario por la celebración de la salsa.