La presencia de la exalumna y exconvicta Ilka Ivelyss Cruz Rosario, única egresada en libertad del Programa de Estudios Universitarios para Personas Confinadas de la Universidad de Puerto Rico (UPR), propició un elogio imparable entre los espectadores que asistieron a su conferencia “Universidad sin rejas” en el Anfiteatro 1 de la Facultad de Estudios Generales del Recinto de Río Piedras.
Al zon de aplausos y ovaciones, Cruz Rosario visitó, por primera vez el pasado mes de septiembre, su “casa” para narrar su experiencia universitaria desde lo que cataloga como sus “barrotes de punición” en el Centro de Rehabilitación Para Mujeres en Bayamón.
En 2014, la vida de la jerezana sufrió un cambio radical cuando tuvo la oportunidad de comenzar sus estudios universitarios. La exconvicta obtuvo, en mayo 2022, su bachillerato en Estudios Generales con una concentración menor en Estudios de Mujer y Género.
“Era recuperar un sueño roto por las circunstancias de mi vida”, declaró la egresada.
Para Cruz Rosario, fue “un despertar”. “La educación universitaria me ha permitido desarrollar mi propio pensamiento y aportar al conocimiento, librarme y sanar mi cuerpa”, sostuvo.
Cautivada por textos de exponentes como Ana Lydia Vega, Mayra Santos Febres y Yolanda Arroyo Pizarro, la jerezana sanó las heridas de la piel y el corazón para redescubrirse apropiándose de su cuerpo y su narrativa.
“Entendí mi posicionamiento como sujeta racializada y colonizada y (los textos) me dieron la valentía para luchar contra el sistema”, reveló.
“No me van a borrar a mí ni a mujeres como yo, que tenemos historias y que son validadas por nosotras mismas y palabras de otras escritoras. No somos una estadística, no somos una falacia”, destacó la conferenciante.
Cruz Rosario representa a una mujer afrodescendiente y feminista privada de libertad quien pudo “crear nuevos modelos de saberes para ampliar los paradigmas académicos”. Sin embargo, su proceso de sanación no fue lineal.
Por una parte, la exconvicta denunció el “proceso de domesticación de género” que atravesó al ingresar, en noviembre de 2010, a la institución carcelaria.
“Se piensa que las mujeres criminales pueden ser rehabilitadas si asimilan comportamientos femeninos correctos. [La recuperación] es efectiva para producir sirvientas entre las mujeres negras y pobres”. Cruz Rosario dio el ejemplo que, como parte de su rehabilitación, le ofrecieron un curso de cosmetología.
Por otra parte, resaltó que la rehabilitación para la mujer encarcelada es “parte de un sistema punitivo que castiga a las poblaciones pobres y vulnerables y mantiene la servidumbre de la supremacía blanca”.
La jerezana expuso las condiciones de vida que padeció en la cárcel como permanecer en un espacio “minúsculo” y “hostil” de aproximadamente 8×10 pulgadas por alrededor de 20 horas al día.
“El género organiza el castigo y la repercusión. El sufrimiento es diario, ante cualquier desobediencia o denuncia al sistema”, añadió.
Actualmente, la exconvicta produce una tesina sobre su niñez y su vida tras las rejas junto a su mentora, la profesora riopedrense Catherine Marsch Kennedy, para la editorial Educación Emergente.
Cruz Rosario obtuvo sus títulos universitarios sin recursos, como el sistema de bibliotecas o meramente el silencio. “Me despertaba temprano para aprovechar el silencio, para enfocarme y realizar los trabajos de mis cursos”, explicó.
Completó el Programa de Estudios Universitarios para Personas Confinadas en un intérvalo de diez años. Durante dicho periodo, atravesó un sin número de barreras u obstáculos y situaciones adversas, como las repercusiones técnicas y salubristas del huracán María y la emergencia del COVID-19.
La egresada tiene un grillete en su tobillo izquierdo que describe como un “brasalete de la esclavitud”. “Todavía entienden que deben vigilarme, castigarme y que no merezco una libertad total”, criticó.
A pesar del pronóstico en el que vive, la educación y la escritura son el refugio de Cruz Rosario.
La egresada abogó para “que siga latiendo la educación tras la rejas”, afirmando que el sistema educativo “le está fallando a los estudiantes”.
“El gobierno está castrando la inteligencia, los talentos y enterrando las aspiraciones del estudiantado por poner primero la disciplina punitiva”, designó.
Además de producir su tesina, la jerezana desea obtener su maestría en Psicología Comunitaria en el recinto.
No obstante, si algo acertó, es que está “dejando huellas”. “Nada me va a detener, no esconderé mis palabras y mis letras son libres. No dejaré ninguna página en blanco”, finalizó Cruz Rosario.