Por: Ohel A. Soto Berríos
El 19 de marzo se celebra el Día Internacional del Artesano, una conmemoración que busca preservar el patrimonio cultural de distintos países mediante el conocimiento y arte presente en la artesanía.
La fecha del evento surge tras otra festividad que la Iglesia Católica guarda cada 19 de marzo: el Día de San José, santo patrono de los carpinteros, artesanos y trabajadores.
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO, por sus siglas en inglés), la artesanía tradicional comprende la confección de indumentaria autóctona, utilería de espectáculos, instrumentos musicales, prendas, enseres domésticos, juguetes, piezas decorativas y mucho más.
Sin embargo, la artesanía es más que la producción de objetos; también, abarca una herencia intangible y perpetua. De ahí, parte la UNESCO para declarar que los esfuerzos de preservación deben enfocarse en “alentar a los artesanos a que sigan fabricando sus productos y transmitiendo sus conocimientos y técnicas a otras personas, en particular dentro de sus comunidades”.
No obstante, la memoria y la historia artesanal suelen echarse a un lado puesto que se privilegia su lado comercial. Mientras tanto, hay quienes dan prioridad a compartir sus destrezas, como Santiago Carrasquillo Santana, guardia de seguridad del Centro de Investigación en Ciencias Moleculares de la Universidad de Puerto Rico (UPR) y luthier del barrio Guzmán en Río Grande.
El artesano Santiago Carrasquillo Santana con dos de sus creaciones: un cuatro y un tiple doliente
“Hay mucha gente que vende muy buenos instrumentos, pero lo más que me emociona es ser alguien que motive a otros a seguir nuestra tradición. Lo que más me interesa es compartir todo lo que sé de los instrumentos a las generaciones jóvenes”, comentó Carrasquillo Santana.
Para el artesano riograndense la tarea de divulgar su conocimiento a jóvenes interesados en la luthería —la confección y reparación de instrumentos de cuerda—, y el uso de instrumentos típicos como el tiple y el cuatro, siempre fue central. Por ejemplo, Carrasquillo Santana se hizo luthier a partir del 2000 porque su hijo, entonces estudiante de música en el Instituto de Cultura Puertorriqueña, se interesó por los instrumentos de cuerda.
Hoy, su hijo es el cuatrista y maestro musical, José Carrasquillo Santana, quien ha dado giras por países en Europa y Asia, y colaborado con artistas como Edwin Colón Zayas, Andrés Jiménez, Charlie Aponte, entre otros.
“La mayoría de mi trabajo ha sido para mi hijo. Cuando él quiere algo especial, yo se lo construyo de acuerdo con lo que él desee”, dijo Carrasquillo Santana. No obstante, también ha buscado otras formas de mantener la tradición viva mientras sirve a su comunidad.
El cuatro y el tiple son dos de los instrumentos de cuerda más antiguos de Puerto Rico, usados para interpretar géneros autóctonos como el seis, la guaracha y el aguinaldo
“Yo invito a personas a mi taller para que puedan preparar sus instrumentos, casi como una forma de terapia durante su tiempo de ocio. Por ejemplo, ahora mismo un primo mío, que tiene problemas con sus manos, lleva tiempo confeccionando una guitarra conmigo, y ese tiempo le ha ayudado con su motivación y ánimo”, agregó.
Santiago Carrasquillo concluyó que, a partir de sus experiencias en el taller, cualquiera puede aprender a preparar un instrumento con dedicación y tiempo. Además, invitó a todos los puertorriqueños a participar de las ferias de artesanos y a aprender sobre nuestra larga tradición de luthería. “Hay que seguir fomentando [el interés y la práctica artesana] en Puerto Rico, de esa forma preservamos nuestra historia y cultura”.