Por: José J. Vallejo Félix
En los últimos seis meses, Puerto Rico ha estado sumergido en eventos que, de una forma u otra, han transformado el diario vivir de la isla. No solo se observó la huella de María a lo largo del brillo energético que nos privó, sino también en el verde ausente de los paisajes que con tanto orgullo disfrutamos. Poco a poco, se ha retornado a la normalidad, y continuaremos ajustándonos al estilo de vida posMaría. Sin embargo, no somos los únicos que sufrimos las consecuencias. Poco se ha hablado del efecto que pudiera, y que ha tenido, el huracán en la vida animal de nuestro país. El poco tiempo transcurrido desde el evento, sumado a los problemas de infraestructura y comunicación que aún nos marcan, hace un poco prematuro tener certeza de cuán extenso ha sido el daño al resto de la fauna.
“Lo primero que se debe entender es que el país se exfolió casi por completo”, mencionó, en entrevista, Hiram Cruz, miembro de la Secretaría de Educación y Relaciones con la Comunidad del Departamento de Recursos Naturales (DRNA).
“La vegetación que había dado hogar a cientos, si no miles de animales, incluyendo aves hasta lagartijos, que ahora tienen una alta probabilidad de morir si no encuentran dónde relocalizarse”, expresó Cruz.
Quizás parece evidente tener un estimado alto de la pérdida en este aspecto. ¿Cómo pensar que el daño a la biodiversidad nacional producido por María no es significativo? No por esto se le debe restar importancia al asunto, y lo considero meritorio de un estudio más a fondo que una simple aproximación.
Entre las personas dedicándose a la recuperación de la biodiversidad se encuentra el coordinador del Proyecto de Asistencia Técnica para Conservación de Vida Silvestre en Puerto Rico del DRNA, el biólogo Ramón Rivera Lebrón.
“El proyecto que coordino tiene la función de proveer apoyo técnico para la conservación del hábitat de vida silvestre. Según sea necesario, colaboramos con otros proyectos que realizan manejo o monitoreo de vida silvestre como parte de sus respectivas propuestas”, declaró Rivera Lebrón.
La tarea de conservación se extiende a nivel de toda la isla, incrementando su dificultad aún cuándo se llevan a cabo colaboraciones y se trabaja en conjunto.
“Se participó en varios conteos de tórtolas y palomas, ayudamos a reestablecer el aviario de la cotorra puertorriqueña en Utuado. Ambas actividades estuvieron coordinadas por otros compañeros del DRNA y estamos en proceso de visitar fincas privadas donde realizamos prácticas de conservación para conocer la supervivencia de las plantas sembradas y el estatus del sapo concho, pero no tenemos números finales”, señaló Rivera Lebrón.
Las especies que sobrevivieron pueden haberse reubicados en áreas que sufrieron un menor impacto del huracán. Según la secretaria de la junta en la Sociedad Ornitológica de Puerto Rico (SOPI), Lisandra Ayerdi Santiago, se ha visto un gran número de desplazamientos de especies a áreas donde no eran tan abundantes. Ahora las palomas turcas y cabeciblancas emigraron para Cabo Rojo.
En adición, especies comunes que damos por sentado, como el coquí, pueden correr riesgo de extinguirse. “Lo peor sería si llegase una temporada de sequía”, indicó el experto en anfibios de Puerto Rico, Rafael Joglar, para una entrevista con el New York Times en octubre de 2017.
Tampoco podemos olvidar a los insectos como parte de la fauna nacional. Estos también sufrieron una reducción en población. Según el director del departamento de biología en la Universidad de Puerto Rico (UPR) Recinto de Río Piedras, doctor Tugrul Giray, se estimó una pérdida de 80 por ciento de la población de abejas en la isla. La abeja de Puerto Rico posee resistencia al enemigo a sunúmero uno, el ácaro varroa. Considerando el papel que tienen las abejas en la reproducción de plantas, es importante estudiar esta característica. Descubrir el origen podría conllevar el replicar esta habilidad en otras abejas alrededor del mundo, ayudando a suprimir el declive en su población.
La naturaleza, sin percatarnos, se ha recuperado de forma más eficiente y rápida que la mayoría de nosotros. Aún así, es de suma importancia crear conciencia sobre el efecto de María sobre resto de los seres vivos con los que coexistimos en la isla. Hasta el momento solo se puede estimar y pintar un panorama general de la situación. Sin embargo, no podemos olvidar que la fauna del país es parte activa de lo que nos hace únicos, y nosotros jugamos un papel importante en su recuperación, así entonces Puerto Rico se levantará por completo.