En los años más recientes, ha surgido el debate por el lenguaje inclusivo en las redes sociales. Se refiere a la adopción del desdoblamiento, el uso de la “e”, la “x”, o el @, para sustituir el plural masculino. La contraparte asegura que la “o” masculina ya es inclusiva al ser aprobada por la Real Academia Española (RAE).
La realidad para algunos sectores de la sociedad es que la norma en el lenguaje no les representa. No se identifican con los pronombres “ella” o “él” y les incomoda que les asignen roles por un órgano sexual. El lenguaje inclusivo no es un ave pasajera; es un mecanismo de inclusión que está creciendo en el mundo entero.
En agosto de 2021, se viralizó un video, en las redes sociales, de una clase en línea en la que una persona no binaria solicitó respeto por sus pronombres mientras sus compañeros cisgénero se burlaban de los mismos. “No soy tu compañera, soy tu compañere”, manifestó evidentemente frustrade.
El 12 de julio de 2021, la RAE indicó, en un tweet, que cuando alguien se identifica como no binario se le debe respetar sus pronombres. A la sociedad se le hace difícil desaprender conductas que han sido impuestas por años; ese miedo al cambio es lo que motiva que sectores religiosos estén en contra del lenguaje inclusivo.
La periodista colombiana María Mercedes Acosta, cofundadora del diario digital Sentiido, señaló que “más allá de la profunda reflexión del lenguaje incluyente, es una resistencia a cambiar las cosas; es una reafirmación del que siempre se ha hecho así, sigamos así”.
El “todes” y el desdoblamiento en la comunicación, más allá de un cambio en el español, es reconocer las injusticias y la brecha que provoca la desigualdad que se promueve desde un lenguaje sexista y machista.
Entonces, si los medios de comunicación tienen el poder de movilizar a una sociedad, el rol del periodismo no es solo darle voz a les que no tienen, sino que es sensibilizar y apreciar la dignidad de cada ser humano.
El español que conocemos hoy día, no era así. Este lenguaje pasó de generación en generación y fue evolucionando.
Existen palabras que nuestres abuelos y abuelas utilizan y nosotres no; hay otras que se conocían como errores y con el tiempo fueron aceptadas en los diccionarios. Debemos comenzar a ser esa nueva evolución incomodando desde la base, las escuelas, universidades, comunidades y medios de comunicación.
A través de la evolución en el lenguaje, hacemos justicia, protegemos vidas y honramos a todas las personas que son marginadas por el machismo sistemático. Cuando incorporamos el lenguaje inclusivo en nuestras vidas, conversaciones y escritos, celebramos la diversidad y pluralidad de géneros.
Las expresiones vertidas en este escrito no necesariamente representan el sentir de Pulso Estudiantil