Estudiantes sordos reclaman intérpretes para los servicios universitarios
Por: Valerie Angelique López Jiménez/ ARAB
Antes de que el estudiante sordo Ónix Silva Santiago de la Universidad de Puerto Rico (UPR) Recinto de Río Piedras presentara ante la pasada asamblea estudiantil del 6 de febrero una moción donde solicitó que los intérpretes trabajaran a tiempo completo, ya el alumno pedía acción ante las necesidades que enfrenta la comunidad sorda afuera de los salones de clases.
A pesar de que la petición contó con el apoyo de los universitarios presentes en la asamblea, el problema persiste. “Yo vine aquí a estudiar, y soy estudiante igual que todo el mundo”, expresó Silva Santiago quien cursa su segundo año en Educación Especializada al Sordo. Los únicos dos estudiantes sordos del recinto son Silva Santiago y Emanuel Cuadrado, quienes coincidieron en que la institución pública a la que pertenecen carece de intérpretes, y, por lo tanto, se ven afectados ante los servicios básicos que pueden asegurar calidad para el estudiantado riopiedrense.
“No tienen intérpretes. Solo ofrecen el servicio de anotador”, puntualizó Cuadrado, el primer estudiante sordo de la Escuela de Arquitectura, quien aprendió a comunicarse con las personas oyentes a través de la lectura de labios.
Cuadrado, quien cursa su segundo año de Universidad y es parcialmente sordo, clarificó que a pesar de que lee labios, “las personas no entienden (su situación) y hablan rápido”, por lo que lo hace sentir limitado al depender de la disponibilidad de sus compañeros para realizar sus diligencias universitarias.
El desempeño académico de los estudiantes sordos en el Recinto se ve afectado porque Rehabilitación Vocacional solamente paga para que los intérpretes estén en la clase, pero si van a tomar tutorías, los alumnos no tienen a nadie que los ayude, indicó Silva Santiago.
Rehabilitación Vocacional opera como un intermediario entre la Universidad y alguna agencia donde ofrezcan el servicio de intérpretes profesionales como en Servicio de Orientador al Sordo (SOS). La consejera de Rehabilitación Vocacional de la Oficina de Asuntos para las Personas con Impedimentos, Janet Carrasquillo Aguayo, destacó que se paga el uso de audífonos, asistencia tecnológica e intérprete para el alumno. Incluso, informó que ofrecen estudio y trabajo a estudiantes que laboren como lectores-anotadores, es decir, personas que tomen los apuntes del curso para el estudiante sordo. No obstante, son los mismos lectores-anotadores quienes consideran que su trabajo no es suficiente.
“Si no hay servicios de intérpretes, el estudiante no va a captar la clase de manera efectiva”, opinó la lectora-anotadora Paola N. Pérez Caraballo.
De la misma manera, la directora del Departamento de Programas y Enseñanzas de la Facultad de Educación, Carmen Teresa Pujols, admitió que los intérpretes son parte del acomodo razonable para la comunidad sorda. Pujols también señaló “el poco dinero en la Universidad” como motivo de la falta de intérpretes en la institución.
«No recibimos adiestramiento. Nosotros nos enteramos en el primer día de clases que tenemos un estudiante con impedimento”, resaltó la profesora de Ciencias Biológicas del Departamento de Estudios Generales Karen Tossas, para exponer que uno de los problemas ante el servicio a la comunidad sorda es el poco tiempo de preparación que le otorgan a los docentes.
Ante la necesidad, surgió la Comunidad Universitaria en Apoyo a la Cultura del Sordo (CUACS) en 2016. La organización estudiantil fundada por estudiantes de Educación de la UPR de Río Piedras cuenta con 50 miembros activos que ofrecen orientación sobre la comunidad sorda y tres de ellos ejercen como intérpretes voluntarios para los dos estudiantes sordos del recinto, indicó la presidenta Daniela M. González Martínez.
Uno de los intérpretes voluntario Héctor E. Torres Betancourt explicó que las universidades privadas, como la Interamericana y el Sistema Ana G. Méndez, cuentan con los recursos suficientes para la comunidad sorda, sin embargo los estudiantes sordos en la UPR de Río Piedras se terminaban dando de baja de sus cursos debido a la frustración que les causa no tener el apoyo de un intérprete ni tener acomodo razonable.
Como parte de la iniciativa de la concienciación ante la cultura sorda, personas como la bibliotecaria docente de la Escuela de Derecho, Jeannette Lebrón Ramos, ofrece talleres a los estudiantes sobre la inclusión del lenguaje de señas en las profesiones. En su caso, Lebrón Ramos dedicó un taller básico sobre el lenguaje de señas a los futuros referencistas de bibliotecas de la UPR de Río Piedras porque los estudiantes sordos «se sienten cómodos cuando la persona que los está atendiendo hace un esfuerzo mayor” para comunicarse en su lenguaje.
“Mi sueño, mi meta, es que la Universidad sea completamente sensible para la comunidad sorda, aunque no hayan sordos”, confesó Silva Santiago.