La abeja boricua, conocida científicamente como gAHB, o abeja de miel dócil africanizada, según expertos, podría ayudar a salvar al agente polinizador que está en peligro de extinción, fortalecer la agricultura y seguridad alimentaria mundial.
Científicos han confirmado que esta abeja —exclusiva de Puerto Rico— tiene una combinación de rasgos favorables que ha podido asimilar de las abejas europeas, así como de las africanas, y pudo desarrollarse en la isla debido al compromiso de los científicos y de la organización Karma Honey Project (KHP) se encarga de la conservación de las abejas desde 2017.
“Las abejas de miel del planeta, en su mayoría, están muriendo por enfermedades, a las cuales las abejas boricuas son resistentes. Nuestras abejas podrían contribuir a solucionar esta crisis mundial”, explicó Bert Rivera Marchand, biólogo y especialista en ecología molecular.
La abeja puertorriqueña es relativamente dócil, produce y almacena una gran cantidad de miel, similar a las abejas de Europa (Apis mellifera). Además, resiste los parásitos y enfermedades de climas cálidos que destruyen a miles de abejas mundialmente por su herencia genética de la especie africana (Apis mellifera scutellata). De esta forma, el resultado del cruce es una especie mansa y productiva con mayor resiliencia para enfrentar los retos climáticos y las plagas.
Desde el 2001, se ha estudiado a la abeja puertorriqueña para conocer cómo los cruces con otras especies han influido sobre su transformación genética.
Su capacidad de producción, fortaleza genética y resiliencia permiten la exportación al exterior. En un futuro, se podrían crear poblaciones de abejas boricuas fuera de la isla que ayuden a otros sectores agrícolas y puedan enfrentar los retos ambientales.
Rivera Marchand y otros especialistas trabajan con autoridades federales y estados que han mostrado interés en implementar estas iniciativas.
“Las abejas puertorriqueñas son ejemplo de la resiliencia, pasión, el carácter dócil y la capacidad de trabajar en equipo que nos destaca como pueblo y nos ayuda a salir fortalecidos de cada crisis enfrentada. Celebramos este descubrimiento con Puerto Rico y los exhortamos a proteger las abejas para garantizar un futuro de seguridad alimentaria y prosperidad”, apuntó el doctor.
Según estadísticas de la industria de alimentos, Puerto Rico importa más de un 80 por ciento de los alimentos que consume y, en promedio, si se viera afectado el transporte de bienes a la isla, tiene una seguridad alimentaria de 21 días.
Además, con el paso de los huracanes Irma y María en el 2017, la población de abejas en Puerto Rico se afectó y su población se redujo, aproximadamente, por un 80 por ciento, según informes del Departamento de Agricultura de Puerto Rico.
Sin embargo, con la ayuda de diversas organizaciones, las abejas comenzaron a proliferar nuevamente y su crecimiento desde entonces ha sido sostenido, de acuerdo a KHP.
“En Karma Honey Project queremos contribuir y educar para la protección de las abejas, la agricultura y la seguridad alimentaria en la Isla. Sin las abejas, no hay futuro porque al no haber polinización natural, no habría alimentos”, dijo Candice Galek, fundadora de la organización.