El fenómeno del desplazamiento de poblaciones pobres, ante condiciones de vida deplorables, es una realidad conocida por los puertorriqueños desde el siglo XX.
Entre las ciudades industrializadas de los Estados Unidos, Chicago cuenta con más de 90 mil residentes puertorriqueños y no es de manera fortuita, sino por la Operación Manos a la Obra que instigó el gobernador Luis Muñoz Marín en el año 1947.
A pesar de que el programa industrial fomentó el progreso económico de Puerto Rico, el proyecto incluyó programas que incentivaron a los puertorriqueños a emigrar a ciudades industriales de Estados Unidos, particularmente Filadelfia, Nueva York y Chicago.
Sin embargo, la diáspora aterrizó en un país bajo la segregación racial, que resultó en los mismos retos sociales del archipiélago que pensaron haber abandonado.
Además del racismo sistémico, los puertorriqueños que emigraron se encontraron con la trata humana, un sistema de salud no accesible, educación fragmentada y maltrato policial.
La gentrificación
La diáspora de Chicago sostuvo la primera Parada Puertorriqueña en junio de 1966, cuando celebraron su nacionalidad caribeña a través de música y baile, hasta que un oficial le disparó la pierna al puertorriqueño Aracelis Cruz.
La comunidad West Town en Chicago reaccionó con una manifestación que duró tres días. Incluso, los residentes de la comunidad crearon el Puerto Rican Cultural Center y los Young Lords Organization, organizaciones que llegaron a formar parte del movimiento de derechos civiles.
Aún con el esfuerzo, para finales del siglo XX, la comunidad puertorriqueña se transfirió al lado oeste de la ciudad al barrio Humboldt Park, debido al proceso de desarrollo urbano identificado como gentrificación.
“La gentrificación es el desplazamiento de una población para acomodar a otra. […] proviene de la palabra ‘gentry’, que es la clase alta en inglés. Es la misma etimología de palabras como ‘gentil’, que son procesos mucho más sutiles, mucho más difíciles de palpar porque son procesos que toman tiempo […] El costo de vida se vuelve menos asequible para poblaciones que ya viven allí”, subrayó David Carrasquillo, planificador y entrevistado para el documental Santurce, Realidades Ocultas.
El otro lado de la moneda
Según la exposición de motivos de la pieza legislativa, la Ley Para Incentivar el Traslado de Individuos Inversionistas a Puerto Rico (también conocida como la Ley 22) fue creada para atraer negociantes para que sean residentes en Puerto Rico, fomenten el crecimiento económico y generen empleos.
Como incentivo, esta ley le exime los impuestos de ingresos de Puerto Rico a todo inversionista que se mude antes del 31 de diciembre de 2035. Tanto ciudadanos estadounidenses como extranjeros que no han vivido en Puerto Rico durante los “15 años previos a la fecha efectiva de la ley” califican para el beneficio financiero.
Uno de los ejemplos más recientes del lucro de los beneficios de la Ley 22, específicamente de parte de estadounidenses, es la ex estrella de YouTube Logan Paul que, el 17 de febrero, anunció que se mudará de Los Ángeles, California a Dorado, Puerto Rico.
El también boxeador estadounidense señaló, en su podcast, que busca evadir los altos impuestos del estado de California a individuos con salarios altos.
La medida legislativa aprobada por la Asamblea Legislativa de Puerto Rico en el 2012, seduce anualmente a otros estadounidenses quienes persiguen su prerrogativa, tal como el caso de Paul.
El impacto de la llegada de extranjeros con motivos de gozar de Ley 22 se ha manifestado a través de la comodificación de sectores urbanos y el alza de costo de vida, lo que induce la migración de puertorriqueños a quienes se les imposibilita la residencia en sus comunidades por darle código postal a otro.
— miss Coqui 🇵🇷 (@piaiwei2) February 3, 2021