Entre lágrimas y emociones culminó la presentación de la pieza Día 16. El público se levantaba de sus sillas y se mantiene de pie, por cinco minutos se escucharon los incesantes aplausos.
Las voces se escuchaban desde antes de llegar al pequeño edificio que se camuflajeaba entre los demás en la avenida Ponce de León. A las siete de la noche del viernes ya había una larga fila que llegaba al próximo edificio, alrededor de 30 personas esperaban con su espacio reservado desde el día anterior.
En la fila, se escuchaban conversaciones de toda clase. Entre los hombres y mujeres de todas las edades habían personas que ya habían visto la obra y otras que ansiosamente entrarían al lugar sin saber qué esperar.
Día 16 se presentó en el taller teatro Y No Había Luz en Santurce. Una pieza que denuncia la violencia machista que vivió Puerto Rico durante el 2018 y tocó a cada una de las personas presentes en la sala.
A las ocho de la noche el público cuidadosamente comenzó a entrar al taller. Las gotas de sudor bajaban por la frente de muchos, aunque el abanico hacia su mayor esfuerzo por refrescar la sala en la que esperaban para entrar a donde se presentaría la obra.
Uno de los ujieres se para en un banco y anuncia “primera llamada”. En la segunda y tercera llamada, el mismo muchacho explica que el público entrará por el escenario y que tengan cuidado con la tarima.
La multitud se moviliza para dejar entrar a las personas de mayor edad o que necesiten una silla. Luego, juntos uno detrás del otro comienzan a entrar caminando por la tarima pasando entre medio de tres de las actrices que estaban tiradas en el suelo.
Solo se escuchaba el eco de los pasos de las personas en la tarima, cada vez más alto mientras más gente entraba. Desde ese momento el espectador se siente como parte de la obra.
La pieza narró nueve historias diferentes en las que se presentó el tema de la violencia de género. Cuatro mujeres y dos hombres fueron los que a través de sus cuerpos y voces contaron estas historias.
Silencio… solo se escuchan los respiros de la gente. De momento se escuchan golpes en un tambor, algunos en el público brincaron y una de las actrices comenzó a cantar.
Luego entran los hombres a escena y estamos en un hospital. Una niña de nueve años llegó sola a sala de emergencias con indicadores de agresión sexual, aún así los doctores no le creen. El personaje de la enfermera, llena de rabia, intenta explicar que la niña dice que está siendo abusada, pero para ellos su testimonio no es suficiente.
Los actores mantienen al público atento. No se ve cansancio en sus cuerpos, pero luego de cada correr, brincar, gritar y danzar por el escenario deben de estar cansados. Aún así cada montaje es igual de ilustrado que el primero.
Ya no se siente el calor y aunque no hay viento, las sabanas moviéndose en el escenario crean una sensación de frescura por la bris que generan.
Las luces se apagan y cambia la historia. Una mujer cuenta la historia de su amiga trans que fue asesinada. Describe cómo se hicieron amigas y recuerda entre risas y nostalgia su amistad.
Cada una de las historias representa una situación en la que existe violencia de género o intrafamiliar. A través de la danza, la música y el diálogo, los actores crean un ambiente de empatía entre el público.
Los seis actores vuelven a entrar a escena cargando entre sus brazos diferentes objetos. Los van colocando en el piso y cada uno grita una hora, hasta que llegan a la hora 23.
Parados uno al lado del otro, las luces se apagan, las sabanas que se movían en las ventanas se aquietan, y la oscuridad reina una vez más en el escenario.
El elenco expresó que presentó esta pieza con el propósito de visibilizar las historias.
Los actores que dan vida a estos personajes son: Ángela Carlo, Neryann Rivera, Paola Torres, Aura González, Karlo Martínez, Omar Mora y la música de Gabriel Rivera.
El director de la obra, Jaime Maldonado, señaló que Día 16 fue inspirada en una pieza que se presentó en Uruguay.
“La obra se llama Día 16 porque en Uruguay cada 16 días asesinan a una mujer. En Puerto Rico, asesinaron el año pasado 23 mujeres, lo que equivale a una cada 16 días”, comentó Maldonado.
La obra se presentó el semestre pasado en la Universidad de Puerto Rico Recinto de Río Piedras y ahora está de vuelta por segunda vez.
Los estudiantes actores esperan poder recaudar los fondos suficientes para continuar llevando la obra a más comunidades fuera del área metro.
La intensidad de los aplausos continúan y las sonrisas de los estudiantes crecen. El público comienza a dejar las sillas y a la salida se escucha entre suspiros “gracias”.