Por: Sofía I. Durán Pérez
Diariamente, los puertorriqueños inician sus mañanas intentando superar los retos que les trae vivir en el país. Vivir en Puerto Rico amerita la capacidad de superar la densidad mental y emocional que sobrecarga a los ciudadanos de la isla. Más allá de la zona metropolitana, los puertorriqueños retoman la lucha diaria por la accesibilidad de los servicios públicos que con suma rapidez se privatizan.
El pasado diciembre, APS Heatlhcare, compañía subcontratada que provee servicios de salud mental bajo el Plan Vital, notificó a sus beneficiarios que el Wellness Center de Ponce Health Sciences University (PHSU) dejará de ser un proveedor del plan de salud del gobierno (Plan Vital) a partir hoy, martes, 31 de enero. La culminación del contrato deja a miles de pacientes a la deriva al momento de recibir servicios médicos.
Para diciembre de 2022, la suma de beneficiarios del Plan Vital en la región sureste y suroeste era de 260,097 según el informe de la Oficina de Planificación y Calidad de la Administración de Seguros de Salud (ASES). Debido a que el Wellness Center de la PHSU no aceptará el Plan Vital, muchos de los beneficiarios del sur deberán buscar proveedores de salud que acepten su plan médico.
La búsqueda de proveedores que realizan los beneficiarios es ardua, pues entre las citas programadas para fechas lejanas, la calidad del servicio, transportación y demás factores, los pacientes se enfrentan a un reto al momento de adquirir diversos servicios de salud esenciales
La diversidad de beneficiarios del Plan Vital incluye niños, adultos, personas de edad avanzada y hasta estudiantes universitarios; todos comparten la necesidad de un plan médico accesible conforme a sus ingresos limitados. Resulta inaceptable que las comunidades más vulnerables, constantemente sean las más perjudicadas.
El deterioro de la salud mental se atribuye a una trayectoria de acontecimientos, que arropa a las comunidades del sur desde la pandemia del COVID-19 hasta los temblores, huracanes, tormentas y la lenta recuperación de los sectores afectados. La inaccesibilidad a recursos arriesga la salud de los puertorriqueños, específicamente de los grupos más impactados de la isla.
La privatización de los servicios públicos ha trastocado la calidad de los mismos, mientras aumentan los costos de vida, lo que representa un desafío para los puertorriqueños. Las comunidades se desarrollan cuando los recursos son accesibles; por lo tanto, se debe priorizar atender la salud mental, empezando por su acceso. Recibir los servicios de salud en Puerto Rico no debería ser una carga adicional para los ciudadanos.