Todos los días, cojo la misma ruta de Bayamón a San Juan. El único espacio que tengo para reflexionar es el camino de ir y virar hacia la universidad y el trabajo. Durante ese camino, reflexiono todo lo que está ocurriendo en el país: las medidas de austeridad por la Junta de Control Fiscal, las pésimas condiciones laborales que tienen los trabajadores, el desplazamiento por los gringos, un gobierno enfocado en repartir los chavos entre los amigos del alma, legislaciones que nos quitan derechos y la invisibilización de las poblaciones más vulnerabilizada. Dentro de ese espacio de reflexión me pregunto, ¿vale la pena seguir estudiando? ¿vale la pena hacer un bachillerato, una maestría o un doctorado? ¿vale la pena fajarse por años para que sea siempre lo mismo?
Muchos de nosotros entramos a estudiar para poder «salir hacia adelante» y tener mejores oportunidades. Muchos de nosotros estudiamos con becas, préstamos, y,si somos más afortunados, con los ahorros de nuestras familias. Pero, cada vez más, vivir en Puerto Rico, trabajar y estudiar es una carrera cuesta arriba y con muchos obstáculos. No tan solo porque el costo de las universidades públicas y privadas están aumentado, sino, porque también ha aumentado la comida, la renta, la gasolina, la luz y el agua. Muchos de nosotros tenemos más de un trabajo para poder (sobre)vivir de forma digna en esta colonia, y poder pagar el alto costo de nuestra educación con la esperanza de que al graduarnos tendremos un mejor salario y mejores condiciones laborales. Pero, muchas veces, no es así.
Vivimos en un Puerto Rico donde te contratan por servicios profesionales para que no tengas beneficios, donde no hay estabilidad laboral, donde no hay retiro digno, donde son pocos los días por enfermedad y vacaciones y donde los patronos pueden hacer con nosotros lo que les dé la gana. El discurso popular que utilizan algunas universidades, organizaciones y hasta el mismo gobierno es: «¡Debes ser emprendedor!». Sin embargo, no todo el mundo tiene la capacidad, las herramientas, ni las ganas de emprender. Además, ese pensamiento individualista y de autoempleo no soluciona el problema de la pobreza en Puerto Rico, ni mejora las condiciones de la clase trabajadora a la que pertenecemos la mayoría. ¿Qué pasa con las personas que no pueden emprender? ¿Cómo cambiamos y mejoramos nuestras condiciones de trabajo?
«¡Hay que mover la mesa!», expresó un compañero en mi curso de trabajo social en Sagrado mientras hablamos acerca de todas las desigualdades que hay a nivel sistémico. Sí, pienso que es necesario mover la mesa que sostiene la desigualdad y la opresión institucional. Y yo diría que no basta con moverla, si es posible, debemos romper la mesa y reconstruir otra que nos sirva a todes.
¿Cómo podemos empezar a mover la mesa? Organizándonos colectivamente. Saliendo a la calle, paralizando el país y exigiéndole al gobierno y a nuestros patronos la implementación de políticas públicas que protejan y amplíen los derechos de la clase trabajadora.
Somos estudiantes y trabajadores, y salimos a la calle porque necesitamos y queremos espacios seguros y saludables para trabajar. Hoy, reclamamos un Puerto Rico donde se nos provea mejores condiciones para vivir plenamente, donde exista un mejor salario que se ajuste a la realidad del costo de vida, donde no se nos discrimine por raza, clase, género, etnia ni identidad y orientación sexual, donde haya equidad salarial para las mujeres, donde tengamos estabilidad y donde se nos amplíen nuestros derechos y se les exija responsabilidad al patrono para con sus empleades. Este reclamo no es de unos pocos, sino de un colectivo de trabajadores y futuros profesionales conscientes de que queremos un Puerto Rico, para nosotres y de nosotres, donde no se nos invalide con la idea del emprendimiento individualista y podamos tener diálogos que construyan una mejor realidad en nuestros espacios de trabajo. Merecemos y tenemos el derecho a un Puerto Rico que nos deje ser lo que queramos sin la presión de escoger algo que pague más. Un Puerto Rico que valore a sus estudiantes y a sus trabajadores…