[Nota de la editora: esta es la primera parte de un reportaje especial sobre la comunidad Sorda en Puerto Rico]
Además de enfrentarse a las barreras intrínsecas del COVID-19, Joshuan J. Colón Mercado, un joven Sordo, lucha contra la falta de acceso a la información y accesibilidad de servicios mientras intenta alcanzar su sueño de convertirse en barbero.
Desde hace unos meses, el residente de Tierra del Río Encantado, en el pueblo de Florida, aspira completar un certificado de un año en el Programa de Barbería y Estilo del Centro de Manatí en National University College (NUC).
No obstante, previo a matricularse en la institución, el joven de 24 años debe asegurar la disponibilidad de un intérprete para sobrepasar el reto de la comunicación en la Escuela de Belleza.
Por tal razón, en marzo de este año, el también empleado de servicio al cliente en Walmart contactó a la agencia encargada de proveer servicios de rehabilitación vocacional en Manatí, la Oficina Regional de Arecibo de la Administración de Rehabilitación Vocacional (ARV), para solicitar el servicio de un intérprete en sus estudios técnicos.
Desde esa fecha no ha recibido respuesta concreta de la agencia.
Hace unos meses atrás, durante el verano, Colón Mercado se comunicó nuevamente con la ARV para darle seguimiento a su caso y para solicitar unos audífonos. Para ese entonces, no pudieron actualizarlo con respecto al estatus del servicio de interpretación que había solicitado.
A principios de agosto, el joven oriundo de Florida se dirigió una vez más a la Oficina Regional de Arecibo. Para su sorpresa, esta vez sí obtuvo respuesta. La Oficina Regional de Arecibo de la ARV le indicó que, para obtener el servicio de interpretación, no podía estar empleado.
Es decir, para que la ARV le proveyera un intérprete, Mercado Colón tendría que renunciar a su trabajo. Ante la respuesta de la ARV, el Colón Mercado expresó que no podía renunciar.
“En la universidad, yo veo a estudiantes oyentes que tienen trabajo y estudian. ¿Por qué yo no puedo hacer lo mismo? Yo les expliqué que tengo una necesidad económica. Yo necesito el dinero para poder pagar mis cosas”, enfatizó el empleado de la tienda por departamentos.
Además de mencionar que no podía “hacer las dos cosas a la vez”, una empleada de la ARV le explicó que el costo de un intérprete al año era de $33,000.
Pulso Estudiantil se comunicó con la Oficina Regional de Arecibo de la ARV, ente que indicó que solo los empleados de relaciones públicas en Administración Central estaban autorizados en brindar información sobre el proceso de servicios de intérpretes a los medios de comunicación.
Luego del primer acercamiento, el encargado en Comunicaciones, Alex Castro Padilla, solicitó que se le enviaran las preguntas de la periodista por correo electrónico. El medio no recibió respuesta de Castro Padilla tras enviarle las preguntas y realizar múltiples llamadas a su oficina.
Ante la falta de respuestas de la ARV, el residente de Florida también se ha comunicado con la NUC, lugar en el cual Colón Mercado sería el único estudiante Sordo.
“En la universidad, me dicen que no me pueden proveer un intérprete. El supervisor dice que debo esperar y ellos no me responden nada. No me han dicho absolutamente nada”, indicó en entrevista con Pulso Estudiantil.
Según la Oficina de Orientación y Consejería del Centro de Manatí de la NUC, entre los objetivos de la misma se encuentra el “coordinar servicios con los recursos de la comunidad de acuerdo a tu necesidad particular”.
Sin embargo, luego de que Pulso Estudiantil llamara por siete días a la Oficina de Orientación y Consejería, para obtener expresiones sobre los servicios que brindan a los estudiantes con diversidad funcional, la empleada Joarelis Soto Calderón indicó que había que comunicarse con la Oficina de Asuntos Estudiantiles.
Por su parte, la administración central de la NUC no respondió a las llamadas realizadas por el medio en varias ocasiones distintas.
Mientras tanto, Colón Mercado espera que la oficina de ARV o la universidad NUC respondan a su solicitud y les provean el servicio de un intérprete para poder comenzar sus estudios técnicos.
El joven de 24 años puntualizó que su situación no es aislada, pues conoce “a un sinnúmero de personas Sordas que han tenido experiencias similares”.