Por: Sujes Centeno Rivera/ APP
El tenor puertorriqueño de origen vasco, Antonio Barasorda, fue un director de escena, productor y profesor. Su voz llenó los grandes teatros de ópera en España, Italia, Francia, Estados Unidos, Canadá y Venezuela, entre otros.
Barasorda fue ganador de las Audiciones del Metropolitan Opera y sus primeros pasos en el canto fueron roles líricos-ligeros.
En sus primeras interpretaciones llevó a cabo papeles como Canio, Calaf, Dick Johnson, Radamés, Sansón, Tristán y Otello. Además, en 1985, interpretó a Stiffelio de Verdi, en la reposición de la Fenice, 30 años después de la última interpretación de Del Monaco.
En 1981, inauguró el Centro de Bellas Artes de San Juan y, en 1995, la Opera Nacional de Helsinki.
El tenor Antonio Barasorda interpretando “Vida mia”.
En 1987, fue nominado al premio Grammy en la categoría de “Best Opera Recording”.
Barasorda interpretó Otello por primera vez en enero de 2000, cuando la crítica lo proclamó digno sucesor de Jon Vickers.
En el campo del concierto, cantó la “Novena Sinfonía” de Beethoven y el Credo de Penderecky en el Festival Casals.
En sus últimos años, se dedicó a la docencia como profesor de canto y director del Taller de Ópera en el Conservatorio de Música de Puerto Rico, donde tenía programado un concierto este fin de semana.
Hilda Ramos, soprano y colega de “Toño”, como le llamaban sus amigos, lo describe como “colega y mentor desde que empecé a cantar, me dio muchas oportunidades en nuestros mejores escenarios”.
En sus años de vida, quiso llevar la ópera a los pueblos de Puerto Rico, por lo que fue cofundador del proyecto Ópera al Fresco, que llevaba la ópera a las plazas de los pueblos en Puerto Rico.
Por su parte, Julio Sainz de la Maza, miembro de la Fundación Puertorriqueña Zarzuela y Opereta, redactó un texto titulado “Adiós a Toño”, en el que expuso que “Toño nunca podía permanecer sin crear, sin ayudar, sin inventar, sin fomentar, incluso cuando más necesitado estuvo y algunas instancias oficiales se habían olvidado de él, aun en esos difíciles momentos, Toño continuó su labor, con un mucho de humildad y un bastante de optimismo”.
«Adiós a Toño», carta de despedida dedicada al tenor.