Por: Ana Teresa Solá Riviere
25 años después de comenzar su trayecto como profesor, Luis Morell Cruz no imagina dedicar su tiempo a otra cosa que no sea a la vida de sus estudiantes. El docente, residente de la urbanización Mayagüez Terrace, se enteró el 3 de mayo, a través de las redes sociales, que estudiantes internacionales que se hospedan en su misma urbanización estaban pasando hambre esa noche por falta de recursos.
El profesor tomó la iniciativa, la siguiente madrugada, de cruzar al supermercado para hacer una compra y ubicarse en una esquina. Frente al parque de fútbol que queda a la entrada del vecindario a las 8:00 a. m., con una mesa portátil y un letrero verde neón con letras grandes que leían “Alimentos Gratis”, ofreció artículos para la comunidad hasta las 12 del mediodía.
Durante toda su vida, el profesor de Química Orgánica ha vivido entorno a la Academia y todo lo que conlleva, especialmente el estudiantado. A los 18 años, Luis A. Morell Cruz se mudó de su pueblo natal Caguas para cursar su bachillerato en la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras.
Ya egresado de la UPR, Morell Cruz brinca el charco y se muda al estado costero de California en los Estados Unidos. En el 1985, ingresó a la Universidad de California-Riverside como estudiante de doctorado, en la que completó su grado durante los próximos ocho años (1985-1993).
Morell Cruz regresa a la isla en el 1993, y sostuvo por un año su empleo en la fábrica Pfizer localizada en Arecibo. Vivió varios meses desempleado hasta que surgió la oportunidad de trabajo como profesor en la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Mayagüez. Para agosto del 1995, comenzó su etapa como profesor de Química Orgánica.
Años después, luego del primer día de repartir comida, Morell Cruz envió un correo electrónico a sus estudiantes indicando que el 6 de mayo estaría ofreciendo comida desde las 8:00 a. m. en la misma ubicación y a las 12:00 p. m. repartiría almuerzo caliente para 50 colegiales internacionales o puertorriqueños que lo necesiten.
Después de más de una semana, la repartición de comida se ha vuelto una rutina. Los lunes, miércoles y viernes, se levanta a las cinco de la madrugada para practicar karate y ya a las 6:15 a. m. está en el supermercado haciendo la compra que repartirá ese día. Con la ayuda de los empleados del supermercado, empuja dos carritos repletos de comida para su acostumbrada esquina y su quiosco improvisado está listo ya para las 8:00 a. m.
Una mañana, un pasajero bajó el cristal de su auto para preguntarle a Morell Cruz qué hacía en la esquina. “Después de contestarle, me pidió una foto”, confesó el profesor.
Morell Cruz no vio nada de malo con la foto, pero nunca pensó que tendría la atención que obtuvo. El pasajero compartió la foto, junto con el número de ATH Móvil del profesor, en sus redes sociales y al otro día amaneció con más de $3,000 en donativos anónimos.
“La gente sigue donando desde $100 hasta $200 o $600 […] no me queda de otra que seguir hasta el verano. No voy a detener la rueda hasta terminar de gastar todo, todo por los estudiantes”, relató el profesor Colegial.
El docente también expresó su preocupación por los estudiantes internacionales que están abandonados en una intemperie extranjera sin acceso a ningún tipo de ayuda federal o estatal. Están a la merced de sus ahorros sin poder regresar a sus países por tarifas costosas, y sin fuentes de ingreso ya que la universidad no estará abriendo nuevas plazas para trabajos jornales.
Por tal razón, este viernes, 15 mayo un egresado del Recinto de Mayagüez ayudará a Morell Cruz a proveer una cena a los estudiantes. Después de comer, ambos llevarán a los estudiantes al mismo supermercado en el que el profesor hace la compra para que compren todo lo que necesiten.
“Se me rompe el corazón al verlos solos, por eso estaré aquí para ayudar”, exclamó Morell Cruz.
ZNCV