Por: Paola M. Ortiz Pinto
Rubén Dávila Santiago, en compañía del Grupo de Estudios Semióticos, presentó el pasado, jueves, 24 de octubre, su nuevo libro «Crónicas de un confinamiento abierto» sobre la reflexión de los automóviles en nuestro diario.
En un relato, el Dávila Santiago va desarmando el cuerpo motorizado dejando al descubierto un confinamiento del que, en la cotidianidad del día, no estamos conscientes, el carro.
“Hicimos una cosa, cogimos a los niños y los sacamos de la calle, y confinamos al ámbito doméstico. En lugar de preguntarnos por el sistema de la automovilidad vial, enclaustramos a nuestros niños”, relató el docente de la Universidad de Puerto Rico Recinto de Río Piedras.
La presentación del montaje exterior del libro estuvo a cargo de la profesora de lenguas y discurso Chiara Bollentini Granata la cual denominó la fachada “el libro como objeto”. Bolletini Granata atribuyó la elaboración de la portada al Grupo de Estudios Semióticos, un grupo intelectual de profesionales en campos como la arquitectura, sociología y otros.
La cubierta es una superficie que al abrir el libro se desprende y metaforiza el asfalto, que a su vez contiene la frase “al salir, se entra”. Asimismo, crea una sensación de extinción y significando el mundo codificado, reglamentado y controlado del automóvil.
Por su parte, el profesor Félix López Román, presentó el contenido del libro desde una perspectiva sociológica, la cual inició con las cifras de muertes de peatones en las carreteras del país.
“Rubén Dávila nos invita a observar esos espacios del afuera, acompañado de la pregunta de ¿si eso que llamamos afuera, o será acaso también un adentro?”, cuestionó López Román.
La pieza clave en el libro es el automóvil, este nos permite ver el espacio de “confinamiento en el afuera” con un relato cronológico de su papel en Puerto Rico. Asimismo, se presenta al peatón como ser degradado por el espacio del auto.
En adición a la presentación del libro, jóvenes estudiantes de maestría presentaron sus investigaciones sobre el automóvil con énfasis como el caminar, la contaminación del carro, y otros.
“La invitación a la extrañeza es la invitación a descubrir el poder no como forma externa de opresión, sino a verlo allí mismo, en las instancias de nuestro diario vivir. Esa invitación es también una provocación para volver a ver el mundo con los ojos y el asombro de los niños”, puntualizó el doctor López Román.