Por: Víctor M. Rodríguez Bultrón
El 53.2 por ciento de los estudiantes y el 57.6 por ciento de los empleados no docentes del Recinto de Mayagüez (RUM) de la Universidad de Puerto Rico (UPR) han sufrido algún tipo de hostigamiento sexual en el campus, según un estudio ordenado por la administración del recinto.
El documento, hecho público tras una moción aprobada en la asamblea general de estudiantes del recinto mayagüezano y con fecha del 22 de noviembre del 2017, refleja los resultados de una encuesta que buscaba la cantidad de víctimas de acoso sexual en el RUM, si se conocen los recursos que ofrece la unidad y si las víctimas habían utilizado el mecanismo de la querella institucional.
En cuanto a la población estudiantil, el cuestionario fue completado por 1,204 alumnos, lo que representa un 14.9 por ciento del estudiantado. De estos, aproximadamente 641 sufrieron al menos un incidente de hostigamiento en el Recinto, siendo los mayores victimarios otros estudiantes seguidos por los docentes.
No obstante, solo el 25.4 por ciento del alumnado conoce los recursos que ofrece el RUM para procesar los casos, mientras que 4 por ciento de los estudiantes víctimas radicaron una querella formal en el recinto.
Por otro lado, en la facultad del campus de Mayagüez, 226 profesores completaron la entrevista para una participación del 27.7 por ciento. De estos, el 39.6 por ciento –aproximadamente 90 docentes– sufrieron acoso, siendo víctimas mayormente de otros docentes.
En el profesorado, el 5.2 por ciento de las víctimas radicó una querella formal, mientras que el 48.4 por ciento conoce los recursos disponibles en el recinto para manejar los casos.
Por los empleados no docentes, el documento fue llenado por 231 empleados para un 19.5 por ciento del total y de los cuales el 57.6 por ciento fue víctima de acoso, lo que equivale a cerca de 133 personas. En estos casos, quien cometió el acto fue, en gran mayoría, otro empleado no docente.
De los perjudicados, el 14.9 por ciento radicó una querella formal, mientras que el 48.8 por ciento reconocieron el conocer las herramientas que ofrece el RUM para manejar estas situaciones.
En las tres poblaciones de la comunidad universitaria, la mayoría de los entrevistados estuvieron de acuerdo en que el acoso sexual es un “problema recurrente” en el recinto.
Asimismo, en las poblaciones estudiantiles y docentes, las incidencia fue mayor hacia las mujeres, mientras que en los no docentes no se mostraron diferencias significativas entre un género y el otro.
La investigación fue ordenada por el exrector Dr. John Fernández Van Cleve y llevada a cabo por los profesores Dra. Enid Rodríguez del Departamento de Kinesiología, Dr. Douglas Santos del Departamento de Psicología, Dr. Eduardo Lugo de Psicología, Dr. Axel Santos de Psicología, Dr. Pedro Torres Saavedra de Matemáticas, Dra. Damaris Santana de Matemáticas y la Dra. Rose Méndez de Enfermería.
Preocupante discrepancia sobre qué constituye acoso sexual
En las tres poblaciones que llenaron el cuestionario hubo discrepancias entre lo que se considera acoso sexual.
La discrepancia se mostró en el estudiantado cuando un 53.2 por ciento experimentó algún incidente de hostigamiento sexual, pero solo el 19.3 por ciento contestó directamente que sí a la pregunta, mientras que, en los profesores, el 39.6 por ciento fue víctima de acoso pero solo el 19 por ciento respondió de esa manera.
En los trabajadores no docentes, se reflejó la misma situación, con sólo el 22.7 por ciento contestando que habían sufrido de abuso sexual.
Notable la falta de conocimiento y confianza en las herramientas del RUM para atender los casos
Tanto en los estudiantes como en el profesorado y los no docentes, se evidenció desconocimiento sobre los procesos que mantiene el Recinto para manejar los casos de hostigamiento sexual.
En los estudiantes, solo el 25.4 por ciento afirmó reconocer las herramientas que les brinda el RUM para los casos de acosos, lo que implica que tres cuartas partes desconoce cómo el Recinto les podría ayudar.
Asimismo, en la facultad el 48.4 por ciento conoce los recursos, por lo que más de la mitad desconoce los mismos. Por otro lado, en los no docentes se da la misma situación de los profesores, ya que solo el 48.8% aseguró conocer los recursos.
Sin embargo, en el informe se argumentó que a todo empleado es orientado al respecto en el momento de su contratación.
«Es importante resaltar que tanto los empleados docentes como los no docentes reciben esta información durante su proceso de contratación. De hecho, todo empleado nuevo en el RUM firma un documento en el cual afirma haber recibido y leído la Política Institucional sobre el Hostigamiento Sexual, entre otras políticas”, lee parte del documento.
En cuánto a las querellas, en los alumnos solamente el 4 por ciento de los afectados radicó una querella formal, número que contrasta con el 19.3 por ciento que respondió afirmativamente al haber sufrido acoso sexual en el recinto. De la misma manera, en los docentes, el 5.2 por ciento radicó una querella. En los no docentes, el porcentaje sube significativamente, con el 14.9 por ciento radicando.
Soluciones propuestas por los investigadores
Los encargados de la investigación enumeraron una lista de recomendaciones para que el Recinto logre reducir el acoso en campus, entre los que están: la creación de una Oficina de Asuntos de Género (OAG), el establecer acuerdos colaborativos con negocios y organizaciones aledañas al recinto, implantar estrategias que incluyan a los padres de los estudiantes e integrar al el tema del hostigamiento sexual al Comité Coordinador del Programa de Prevención de Violencia de Género.
Sobre la Oficina de Asuntos de Género, el estudio sostiene que los procesos para prevenir y atender situaciones de acoso sexual «deben ser liderados por un ente independiente que genere iniciativas que impacten a toda la comunidad universitaria”.
“Esto difiere de la Certificación 130, la cual establece la Oficina de Recursos Humanos (para empleados docentes y no docentes) y el Decanato y Procuraduría Estudiantil (para estudiantes) como los entes encargados de recibir las querellas de HS. Además, se debe establecer el puesto de Director/a de esta Oficina”, detalla el informe, en el cual también se argumenta que el director de la Oficina debería estar en su puesto por un período de 10 años, y que la oficina debe ser el ente que se encargue de los acuerdos de colaboración y las estrategias a seguir.