Esta opinión representa solamente el punto de vista del autor.
Por: Aníbal Y. López Correa, estudiante de Maestría en Educación del recinto de Río Piedras y exrepresentante estudiantil graduado ante la Junta de Gobierno de la Universidad de Puerto Rico.
Foto: Kuyaguaribo López
Las celebraciones, destituciones y renuncias por el escándalo de las Becas Presidenciales son cantos de sirena si no se enfocan en atacar la cultura del privilegio que ha existido por años en la administración universitaria. Y es que el devastador informe, que señala a familiares y allegados al Gobernador de Puerto Rico y al expresidente de la Junta de Gobierno de la UPR, nunca hubiera sido una realidad si no fuese por la insistencia de uno de los becarios en reclamar una plaza docente en otro lugar distinto al asignado originalmente.
Me refiero específicamente a lo señalado en el informe de Becas Presidenciales, donde se indica que el Lcdo. Antonio García Padilla, hermano del Gobernador, presionó a la decana de asuntos académicos del recinto de Río Piedras, Dra. Palmira Ríos, para que se cambiara la plaza asignada en la Facultad de Estudios Generales para la Escuela de Derecho. Queda claro, del informe, que ese cambio de plaza fue la situación responsable de que se descubriera este escándalo. Es importante destacar esto, porque si no se hubiera adquirido el nivel de atención mediática sobre este asunto que llevó a que se investigara con más detenimiento.
Es decir, la cultura del privilegio hubiera operado con total normalidad e impunidad, tal y como lo hizo en el pasado, sin que pudiéramos señalarla.
La visibilidad que se alcanzó con este asunto, que es la punta del iceberg de una cultura del privilegio y corrupción más profunda, fue torpedeada constantemente por una Junta de Gobierno que trató de dilatar la consideración y publicación del informe hasta que se hizo insostenible. Y no tan solo fue torpedeada, sino que actualmente está el riesgo de ser amapuchado con el nombramiento como presidenta interina de la exmano derecha del mismo Lcdo. Antonio García Padilla y pasada responsable de otorgar becas presidenciales, la Dra. Celeste Freytes. Ciertamente la Dra. Freytes tiene unas grandes calificaciones para ocupar el puesto, sin embargo destaca que luego de haber sido por diez años la mano derecha del Lcdo. Antonio García Padilla y de haber otorgado becas presidenciales a los recomendados por éste, ahora tenga la responsabilidad de investigar si el mayor de los García Padilla conspiró al conseguirle la beca más grande de la historia de la UPR a su ayudante especial y quien fuera voto decisivo a la hora de otorgarle la distinción de Decano Emeritus.
Peor aún, el nombramiento de la Dra. Celeste Freytes se dio sin debate, a la prisa y sin análisis mayor, al ser nominada por una persona cercana al Lcdo. García Padilla, y con el único fin de descartar las nominaciones de dos personas recomendadas por el sector estudiantil y quiénes nunca se prestaron para darle paso a esta cultura del privilegio: la Dra. Ethel Ríos Orlandi, quien fuera rectora interina del recinto de Río Piedras y el Dr. Efraín Vázquez Vera, quien es actual rector del recinto de Humacao y que se negó a recomendar personas para becas presidenciales.
Esta designación a la presidencia interina, por la cercanía que tiene con el Lcdo. García Padilla, uno de los responsables de crear el actual programa de becas y señalado en el informe, presenta un modelo universitario de puertas giratorias donde las mismas personas se mantienen en el poder para proteger sus intereses.
Desde ese punto de vista, pareciera que la UPR se ha reducido al rincón privado del Lcdo. Antonio García Padilla.
Nuestro país se merece más que eso y se merece que la cultura del privilegio sea erradicada de las Escuelas Laboratorios, de la Escuela de Derecho y de la Universidad de Puerto Rico. Imploro a la prensa del país y a la comunidad universitaria a que continuemos la denuncia.