No debe sorprenderle a ninguna persona que el 13 de abril de 2020, en plena crisis de salud pública tras el desastroso manejo gubernamental de la pandemia llamada COVID-19, se filtró un audio en el que la prensa fue escudriñada por hacer su trabajo.
Sí, para el exdirector de Comunicaciones del Departamento de Salud, Eric Perlloni, ‘’le encabrona’’ recibir llamadas de parte de la prensa para que estos ejerzan su función en informar a los ciudadanos.
Al ‘’comunicador’’ le molesta, especialmente, que le cuestionen sus decisiones y que tenga que brindar información tan poca valiosa a los ciudadanos. Las cifras de muertes, infecciones de COVID-19 y pruebas hechas, al parecer, son de muy poco valor para el pueblo. Ni se diga la pertinencia de buscar profesionales de la salud para que brinden consejos para los puertorriqueños.
Perlloni criticó el titular de El Nuevo Día del pasado 9 de marzo que lee ‘’Comunicaciones en grave estado de Salud’’, luego alegando que la fiscalización de las funciones públicas de parte del medio se deben a un problema interpersonal que él tiene con algún vicepresidente anónimo del periódico. El desdén y odio que él siente por la prensa, sin embargo, no se limita los periodistas del El Nuevo Día.
‘’Yo no le voy a mamar el bicho a ningún periodista. [No voy] a besarle el culo a ningún periodista’’, roncó en triunfo el egresado del recinto riopedrense de la Universidad de Puerto Rico, a quien él le ha servido como deshonra, en contraste a todos los comunicadores profesionales que colocan la integridad por encima de sus ambiciones.
Cuando las instituciones gubernamentales no ejercen su deber de informar al pueblo, de forma transparente, acerca de las acciones que toman y les conciernen, esta responsabilidad le corresponde a la prensa. La prensa, en turno, tiene el deber de fiscalizar las acciones de los estados dado que la meta del periodismo es informar al pueblo para crear una sociedad más justa y democrática.
‘’No se aprobará ley alguna que restrinja la libertad de palabra o de prensa o el derecho del pueblo a reunirse en asamblea pacífica y a pedir al gobierno la reparación de agravio’’, lee la 4ta sección, 2do artículo de la constitución puertorriqueña. La libertad de prensa no es para proteger a intereses de corporaciones mediáticas; es para proteger al pueblo de los agravios que el gobierno pueda ejercer contra él.
El deber de Perlloni, como el de cualquier ciudadano puertorriqueño, es colaborar con la prensa para el bien de cada ciudadano puertorriqueño, ya que de su labor depende que enfrentemos esta crisis eficazmente, con la menor cantidad de contagios y muertes.
Por otro lado, la decisión de excluir al resto de los medios de los informes del task force médico representa un atropello a la libertad de prensa. Los medios tienen derecho a asegurar que todos los pormenores se cuestionen y que esta información llegue de forma accesible, rápida y justa. Si la única forma de recibir la información es a través de un canal televisivo aprobado y controlado por el gobierno para sus fines, eso no es un acto periodístico; es un acto de propaganda política.
No ha pasado un año completo desde que se filtraron las 800 páginas del chat de Telegram que llevó a la expulsión del exgobernador Rosselló, y, de alguna forma, se filtró un mensaje de voz de solo un minuto en el que el comunicador profesional levantó expresiones soeces en contra de sus colegas de la industria de la comunicación.
Al parecer, no aprendió la lección, y es probable que muchos otros funcionarios continúen expresándose de tal forma, ejerciendo sus funciones con menosprecio a la seguridad de los ciudadanos y, en última instancia, burlándose de ellos.
‘’Having natural interpersonal and communications abilities, I have acquired a solid reputation for effective networking and strategic alliance building among crucial industry and media resources’’, lee el perfil de LinkedIn del Director de Comunicaciones.
Crear alianzas efectivas entre los medios es justo lo opuesto de brindarle información a los periodistas de forma rápida, efectiva y sin quejarse de que estén ejerciendo su labor para asegurar que los ciudadanos puedan protegerse.
Es una pena que aún dentro del mundo de las comunicación masiva hayan profesionales que se dedican a propiciar discursos antiprensa. El periodismo justo, liberador, y para el pueblo ha sido clave en crear gobiernos transparentes, eliminar déspotas y proteger a los más vulnerables.
No queremos que nos mames, ni nos beses; queremos el respeto que ameritamos para poder ejercer dignamente y proteger al pueblo de las desgracias. Si las instituciones gubernamentales no son transparentes, a los medios de comunicación no les queda otra opción que cuestionar y escudriñar sus acciones.
Queremos transparencia, y la exigimos ahora.
Las expresiones vertidas en este escrito no necesariamente representan el sentir de Pulso Estudiantil.