Al 14 de febrero se le conoce como el típico día de los enamorados y ‘’amigos’’ que tienen la intención de ser algo más que simples amigos, donde la comercialización de chocolates y obsequios priman sobre todo. ¿Pero quién dice que San Valentín es solo para las pasiones románticas?
“Los vínculos con la pareja, amigos y familiares mejoran la presión arterial, lo que ayuda a reducir los niveles de ansiedad, estrés y depresión, conocidos como “factores psicológicos de riesgo” cardiovascular”, explica un informe de la Fundación Española del Corazón acerca de los distintos tipos de vínculos.
Dado los beneficios de salud potenciales, celebrar el afecto en las relaciones no-románticas es igual de importante.
A continuación, conozca los siguientes tipos de amor que debes celebrar este domingo y cultivar siempre:
El amor familiar
La familia es el pilar fundamental del amor. Para cultivar una buena relación, es importante compartir tiempo de calidad, puesto a que ayuda a fortalecer los lazos afectivos familiares; comunicar los sentimientos positivos, como el “te quiero”, “te amo”, “te admiro”, al ser palabras que brindan cercanía; y finalmente, practicar la empatía en función del bien colectivo de la familia.
El mostrar respeto por los límites y el espacio personal de tu familia también es una forma de cultivar el amor.
El amor de amistad
¡Las amistades son la cura para todo mal! Según un estudio realizado en el 2014 por investigadores en la Universidad de Queensland, cuando una persona forma parte de un grupo social donde quiere pertenecer, se le facilita combatir contra síntomas de la depresión.
Cuatro maneras para que una amistad perdure es a través del tiempo compartido, la comunicación asertiva, la sinceridad y la empatía. Las amistades sanas requieren un alto nivel de respeto y entendimiento mutuo.
El amor propio
Por último, pero no menos importante, el amor propio es vital, irrespectivo de si uno está o no en una relación amorosa.
Para mantener un trato positivo y efectivo hacia nosotros mismos, es crucial cuidar de los pensamientos, las emociones y el físico. Practicar la comprensión ante los cambios, el cariño y la responsabilidad con los deberes ayuda a desarrollar un amor propio sano y constante.