El colectivo House of Grace protagonizó un reciente documental de Brut. América, lanzado el pasado 8 de marzo, sobre la juventud trans en Puerto Rico.
La agrupación presentó la historia de sus integrantes en un cortometraje de 19 minutos, en inglés, en el que se observan las dificultades que enfrentan las personas de la comunidad LGBTQIA+ en Puerto Rico, pero también el amor que les une.
“Comencé a invitar a personas a la casa, realmente por intuición. Estaba buscando a personas que fueran talentosas, que fueran creativas y que tuvieran lo que llamo un ‘corazón de oro’”, explicó en el documental María José, una de las integrantes del colectivo, sobre el proceso de formar House of Grace.
Las casas, dentro de la comunidad LGBTQIA+, son espacios de acogida para personas, mayormente jóvenes, que fueron abandonadas o menospreciadas por sus familias biológicas a causa de su identidad de género u orientación sexual. Asimismo, representan un grupo de apoyo social, emocional y económico por parte de su familia electa.
Brut. América
El documental también destaca la filmación del video musical de Casablanca, el primer sencillo de María José. Además, se documenta cuando el colectivo capturó su primera foto familiar, en la que se mostraba la división de madre e hijes, como típicamente se organizan las casas de la comunidad LGBTQIA+.
El pasado año, María José fue recipiente de la Beca Juvenil de Puerto Rico, de la fundación Open Society, una subvención que se le otorgó durante 18 meses para cubrir las necesidades de les integrantes de la agrupación.
House of Grace es una casa de y para personas cuir, de diversas intersecciones, que lucha por la sanación colectiva e individual de sus integrantes a través de prácticas artísticas, la concienciación política y estructuras no jerárquicas.
Destruyen su primera foto familiar
Un día antes del lanzamiento del documental, el colectivo destruyó, como un acto de protesta, la copia física de su primera foto familiar que estaba exhibida en el Museo de Arte Contemporáneo de Puerto Rico (MAC).
El colectivo tomó la decisión tras coincidir, luego de un proceso de autocrítica y reflexión, en que la exhibición denotaba jerarquías y blanqueamiento de la comunidad cuir.
“Utilizamos la destrucción como vía a la transformación y redefinición de nuestras aportaciones a la cultura visual”, explicó la agrupación en una comunicación escrita.
Tras llegar al MAC, les integrantes arrancaron, pintaron y rompieron la fotografía durante una manifestación que duró unos 15 minutos, para rechazar la centralización que presentaba la imagen.
“Renunciamos al museo y a que constantemente usen nuestras experiencias, nuestros traumas, nuestros dolores como eje central de nuestras vidas. Si no nos ven fuera de nuestros traumas (…) no nos están viendo”, exhortó Beibijavi, otra integrante del colectivo en una transmisión en vivo de la manifestación.
Asimismo, la integrante exhortó a que los medios de comunicación y las instituciones artísticas también valoren las virtudes y logros de la comunidad trans en lugar de solo resaltar las dificultades que atraviesan.
“Nosotras no somos solo dolor, nosotras no somos solo trauma, nosotras somos amor, esa es nuestra esencia. Estamos reclamando que nos vean en nuestra verdadera esencia. A nosotras nos mueve y nos fortalece el amor y no estamos aquí para recibir menos”, concluyó.