“Muy pocos”, es una respuesta común del estudiantado puertorriqueño ante una pregunta que obliga a ejercitar la memoria: ¿Cuántos educadores visiblemente negros has tenido en tu vida?
Para las académicas entrevistadas, quienes abogan por una mayor representatividad de la comunidad afrodescendiente, la carencia del profesorado negro en Puerto Rico limita y cuestiona las oportunidades profesionales a las que debería aspirar un estudiante afrodescendiente.
La decana de la Escuela de Derecho de la Universidad de Puerto Rico (UPR), Vivian Neptune Rivera, aseguró que no tener una presencia significativa de modelos negros en las escuelas y universidades “cierra puertas”.
“Yo creo que desalienta […] a estudiantes negros, que se identifican como negros, no les da la oportunidad de visualizarse y decir que: yo pudiera ser maestro, yo pudiera ser profesor”, sostuvo la abogada.
Neptune Rivera agregó que lo mismo ocurre con otras profesiones valoradas como la medicina y la ingeniería, pues no se consideran como “opciones reales” para estos estudiantes.
Además, cuestionó el apoyo académico limitado que tanto ella, como otros alumnos negros, recibieron durante sus años de estudio.
“Qué oportunidades tuvieron para apoyo, para tener un buen College Board, para que los guiara, para que no les dijeran dedícate a algo vocacional, sino aspira a una carrera profesional académica, […] esa ausencia la percibí inmediatamente”, argumentó.
Por su parte, Bárbara Abadía Rexach, antropóloga que trabaja temas raciales, coincidió en que muchas veces los trabajadores sociales y orientadores hacen comentarios o sugerencias sobre lo que los estudiantes deberían estudiar o solicitar sin considerar las aspiraciones del alumno.“Entonces ya como que te van limitando”, destacó la profesora, refiriéndose a la asesoría que les brindan a los estudiantes visiblemente negros.
Para María Elba Torres, historiadora y profesora de la UPR Recinto de Río Piedras , uno de los problemas principales ante la marginación de las personas negras dentro de la educación es que todavía “existe subterráneamente la idea de que el negro no da la talla académicamente”.
La docente del Departamento de Estudios Generales explicó que “el contexto que cubre a un estudiante negro en una escuela pública, por lo general es un contexto social y económico de pobreza”, lo que provoca que sea más difícil alcanzar una carrera universitaria.
En el caso de los que sí logran acceder a una universidad su camino es más retante porque conlleva más tiempo y esfuerzo, abundó Abadía Rexach.
“Hay un racismo cotidiano que te va poniendo piedras de tropiezo y se nos hace mucho más difícil”, indicó la antropóloga.
Necesaria una educación con perspectiva racial
Torres resaltó que parte del rechazo que sufren los estudiantes afrodescendientes recae en que mayormente la historia se cuenta desde el privilegio del maestro blanco, creando un distanciamiento con el alumno negro.
“La enseñanza que se da respecto al quehacer afro o descendientes de África, parte desde la esclavitud y no habla desde los reinados, […] no habla de toda la ganancia que hemos tenido por la presencia africana en las Américas”, garantizó la historiadora.
Neptune Rivera añadió que es necesario “enfocar en la grandeza las aportaciones de la cultura negra en Puerto Rico que está invisibilizada”.
La abogada criticó que en las escuelas “encasillan” y “minimizan” lo que es la cultura negra africana y su impacto en la cultura puertorriqueña cuando se resalta sólo como un aspecto folclórico.
Para Neptune Rivera, la forma de enfrentar el problema es implantando una educación con perspectiva racial en donde se promueva más literatura sobre la negritud y brindarle protagonismo a las luchas pasadas y presentes de las personas negras en el archipiélago.
Con este fin, uno de sus enfoques como decana de la Escuela de Derecho de la UPR ha sido aumentar la representación negra a nivel de maestría y doctorado ofreciendo mentoría a estudiantes de escuelas intermedias y superiores. Sus iniciativas han priorizado las escuelas más desventajadas en el país por la correlación que existe entre pobreza y raza.
“Ese es nuestro granito de arena. Falta muchísimo, pero hemos podido impactar secciones y sectores poblacionales más diversos para que se motiven, y la población negra se motive a solicitar”, determinó la profesional.
Por su parte, la reciente creación del programa de Afrodescendencia y Racialidad de la UPR Recinto de Río Piedras, liderado por la escritora Mayra Santos Febres, representa para las profesoras una oportunidad para continuar con la lucha antirracista.
Aunque Torres admitió estar “bien contenta”, anticipó que aún falta realizar otras iniciativas.“Nos falta mucho porque no es nada más que la concentración menor, no es nada más el posgrado. Estamos tratando de crear el archivo digital, la biblioteca afro”, entre otros proyectos, reveló.
La docente añadió que está segura de que “todas las universidades privadas se van a contagiar”, haciendo referencia a la implantación del programa de afrodescendencia.
Las tres académicas narraron que fueron de las pocas estudiantes visiblemente negras de sus respectivas escuelas superiores que decidieron entrar a la universidad y realizar un doctorado. Sin embargo, están convencidas de que en los últimos años la representación de estudiantes afrodescendientes en la academia ha evolucionado y será cuestión de tiempo para que continúe aumentado.