Por: Iván Castañer González / Twitter: @ivanrcastaner
Foto: Archivo
La asamblea en el Teatro del recinto de Río Piedras, de la Universidad de Puerto Rico (UPR), es un espectáculo que lo brinda el tira y hala de la mesa con los micrófonos, el del movimiento estudiantil con la oposición, el color que brindan los cánticos, el peso de las mociones, entre otras cosas. Sin embargo, en los anfiteatros se vive de manera diferente.
En los anfiteatros, la asamblea, se tiene que ver vía streaming y cuenta con un retraso aproximado de 10 segundos. Las mociones, en ocasiones, no llegan; lo votos no se contabilizan; y no se siente la fuerza que genera el simple hecho de presenciar la asamblea desde el Teatro.
Es de conocimiento que el internet de nuestro Recinto no es lo más confiable que tenemos. Las probabilidades de que la transmisión se pueda caer están presentes, a pesar de que los técnicos, quienes permanecen rondando los anfiteatros, conectan las computadoras al internet por cable para evitar una posible interrupción.
En los anfiteatros también se presentan mociones, que para poder ser presentadas se tiene que llamar desde el teléfono que hay en el anfiteatro o que uno de los ujieres la haga llegar al teatro. Esto provoca dos cosas. Primero, que se dilaten los procesos en lo que se logra entablar la comunicación o que los estudiantes se cohíban de participar porque creen que los reclamos no serán escuchados.
Otro problema que se notó fue en la contabilización de los votos. Los ujieres sí hacen su trabajo, pero entre el retraso de la transmisión de la asamblea y en lo que llegan los números se avanza sin ser tomados en cuentas los de algunos anfiteatros. El pasado miércoles se declaró una mayoría evidente, pero era en el Teatro. No se llegó contabilizar los votos de los anfiteatros, algo que tal vez pudo haber cambiado esa votación, y que quizás pasó con otras mociones. Luego de eso, se le notificó al Teatro que debían esperar por los anfiteatros y comenzaron a aguantar hasta que llegaran los resultados de los anfiteatros. La queja de que no se contaron los votos no es algo nuevo, pues en la asamblea del pasado 15 de marzo de 2016 y la del 5 de abril de 2016 se presentaron los mismos reclamos.
Por último, y más ligero, es el ambiente. El ambiente en los anfiteatros tiende ser más calmado, en comparación al vibrante Teatro. Lo que se vive en el teatro es algo único. La gente se mete de lleno en los reclamos de ambos bandos, expresa su inconformidad más allá del voto, los canticos, entre otras cosas que convierten al teatro en una hoya de presión. Es evidente que en los anfiteatros no se puede albergar la misma cantidad de estudiantes que en el teatro, y esto tiene que ver. Los estudiantes, en ocasiones, se llegaron a hacer eco de lo que acontecía en el teatro, pero no con la misma fuerza, el simple hecho de estar en el teatro te empuja a meterte a lo que está pasando.