A raíz de la cuarentena que introdujo la pandemia, la falta de interacción física y el aumento del tiempo frente a un monitor, la salud mental de los alumnos universitarios se ha visto deteriorada.
Así lo afirmó la estudiante Lizbeth Ponce Colón a este medio al admitir que, dado al formato virtual de sus estudios, se le ha dificultado crear el balance entre sus cargas académicas y personales.
“Me ha impactado grandemente tanto en lo físico como en lo psicológico. Ha sido un cambio bien drástico”, aseguró la alumna de la Universidad de Puerto Rico (UPR) Recinto de Río Piedras.
El poco uso de redes sociales o comunicación asincrónica, insomnio o hipersomnia, anhedonia, hipersensibilidad, retracción, pérdida o aumento de peso significativo y el miedo a separación, entre otros, figuraron entre los síntomas más observados, en estudiantes universitarios, por la doctora en psicología clínica Shiara M. Francisquini Oquendo.
A su vez, la también estudiante de antropología explicó que, a pesar de la prolongación de la cuarentena, aún no se ha adaptado. De igual manera, confesó que su desempeño académico se ha visto afectado.
Aceptó que la educación en línea ha obligado a que los jóvenes se conviertan en seres autodidactas, al igual que subrayó la necesidad de establecer una organización estricta para cumplir con sus responsabilidades.
“Hay trabajos que requieren o te beneficias más llevarlos a cabo presencialmente en lugar de conectarse vía plataformas electrónicas para realizarlo”, opinó la también jerezana, de 21 años, que lamentó la falta de consideración de algunos docentes al delegar asignaciones.
Por otro lado, Brenda Colón Rivera, maestra de ciencias e inglés en el Colegio San Vicente de Paúl, admitió que considera difícil determinar si el proceso de enseñanza asincrónico ha sido efectivo en los estudiantes o no.
Incluso, la enseñante añadió que, inicialmente, fue un cambio abrupto para adaptarse al sistema tras educarse sobre la modalidad virtual a través de talleres.
“Nos bombardearon y enseñaron en un mes lo que tenemos que hacer en un año”, recordó.
Por su parte, Francisquini Oquendo concluyó que la transición a un proceso totalmente virtual implica que se pierda la retroalimentación pedagógica del maestro al estudiante, una fase que definió como fundamental en el desarrollo académico y emocional del estudiante.
Colón Rivera coincidió con la experta en salud mental y detalló que la evaluación del proceso de enseñanza ha sido lenta y difícil de cuantificar. A pesar de los retos, afirmó haber recibido retroalimentación positiva por algunos de sus estudiantes.
Sin embargo, la maestra describió a la modalidad virtual como más rápida y factible para divulgar el material.
Igualmente, identificó que, mediante la discusión en línea, ha logrado mantener el interés de sus estudiantes a través del vocabulario, los ejercicios de pregunta y respuesta, y otros métodos de evaluación.
La maestra de estudiantes de elemental e intermedia incluso mencionó el esfuerzo que ha constatado de parte de los padres para que sus hijos o hijas terminen sus tareas.
Así como fue el caso de la estudiante Ponce Colón, Francisquini Oquendo señaló que son muchos los alumnos que han sufrido desbalances en su salud emocional, por lo que exhortó a que los alumnos deben estar alertas a cambios en el comportamiento de sus compañeros.
De hecho, alertó que las llamadas a la Línea Primera Ayuda Sicosocial (PAS), del Departamento de Salud, se han triplicado durante el periodo de la pandemia.
Confirmó que, en su mayoría, las llamadas consisten en casos “alarmantes” de ansiedad, depresión, aumento de uso de sustancias como drogas y alcohol, ideaciones o intentos suicidas, entre otros, agregó la experta.
Por esto, la experta en salud mental enfatizó que las personas no deben conceptualizar los síntomas que experimentan los estudiantes como “changuerias”.
“Aunque no sean verbalizaciones directas, ese es el mensaje que nos está tratando de llevar la persona. Son gritos de ayuda”, puntualizó la doctora al especificar que, a menudo, los comentarios de las personas pasan sin notar por sus seres queridos.
Precisó que las limitaciones físicas del aislamiento social han vuelto a muchos jóvenes dependientes de sus núcleos familiares para el día a día, un fenómeno que también los afecta.
“Nuestros jóvenes no tan solo han quedado aislados por el proceso de educación a distancia, sino también que han tenido que enfrentar pérdidas en su capacidad de vida independiente”, abundó la psicóloga clínica.
Si considera que necesita apoyo emocional o una consulta con un profesional, llame a la Línea PAS de la Administración de Servicios de Salud Mental y Contra la Adicción, al 1-800-981-0023. Están disponibles las 24 horas y los siete días a la semana.