Estudiantes que colaboran con el Centro de Restauración Ecológica y Conservación Costera Vida Marina de la Universidad de Puerto Rico en Aguadilla asistirán en la restauración de las zonas costeras puertorriqueñas gracias a una subvención de $1.3 millones otorgada por la National Fish and Wildlife Foundation.
Los fondos obtenidos se destinarán a la restauración de cuatros mangles descompuestos como consecuencia de los estragos del huracán María y otros fenómenos climatológicos en la Isla. Este proyecto, que surge de una propuesta sometida en el 2020, contará con el apoyo de estudiantes voluntarios de Vida Marina y egresados de la UPR en Aguadilla y Mayagüez.
“En estos nuevos proyectos están involucrados algunos empleados contratados a tiempo completo. Cabe destacar que los empleados son exalumnos del recinto de Aguadilla y del recinto de Mayagüez”, explicó Robert J.W. Mayer Arzuaga, profesor que dirige la iniciativa.
La restauración se dirigirá al manglar localizado en la playa Espinar, en Aguada; el de la playa Jobos y la playa Secret Spot, ambas en Isabela; y la Reserva Natural Finca Nolla, en Camuy. El proyecto, que inicia este mes, también se realiza en colaboración con el profesor David Bart de la Universidad de Wisconsin, en Madison.
El mangle localizado en Camuy es importante para la resiliencia comunitaria ante futuros fenómenos climatológicos que puedan azotar el área, según el profesor de ciencias naturales.
“Todos los manglares son importantes pero este esta bien cerca de una comunidad que se llama Calle Abajo y tener ese mangle restaurado […] protege y aumenta la resiliencia a esa comunidad a las tormentas futuras” indicó el director del proyecto ecológico.
Las personas que viven en zonas aledañas a dunas y manglares deteriorados se ven afectadas debido a las inundaciones, causadas por fenómenos atmosféricos, que pueden ocasionar muerte y afectar la estructura del sistema de carreteras.
Labor inicial con las dunas
La iniciativa Vida Marina, fundada en el 2007 por Mayer Arzuaga, también se dedica a la restauración de dunas y protección de tortugas marinas.
El profesor mencionó en entrevista con este medio que el proyecto ecológico surgió como respuesta por la preocupación de sus estudiantes, quienes en su mayoría eran surfistas.
“Estaban preocupados por la degradación de los ecosistemas costeros […] en el área noroeste, y uno de los ecosistemas más afectados durante las últimas décadas:las dunas de arena”, recordó Mayer Arzuaga.
Algunas dunas de Isabela fueron las primeras en recibir una restauración por parte de Vida Marina. En el 2008, las playas isabelinas contenían las más grandes dunas en Puerto Rico que, a su vez, eran las más deterioradas por el efecto humano y los eventos atmosféricos que han arrasado a la Isla.
“Desde aproximadamente las décadas de los 60 y 70, se extrajo mucha de esa arena con propósitos comerciales para ser utilizada como agregados de construcción”, agregó.
Otro de los efectos humanos que han contribuido al deterioro costero es la utilización de vehículos todoterreno en las dunas, que fungen como hábitat para tortugas marinas y árboles costeros.
Actualmente, Vida Marina está implementando con éxito una propuesta que presentaron en el 2019 para la recuperación de dunas de arena en la zona costera que va desde Aguadilla hasta Fajardo.
Foto: Luis D. Alfaro Pérez
Los integrantes de ese proyecto también solicitaron fondos al Servicio de Pesca y Vida Silvestre de los Estados Unidos y obtuvieron alrededor de $20,000 para el proyecto de restauración en Isabela.
Algunas de las técnicas utilizadas fueron la plantación de flora costera que había sido degradada; labor educativa a la comunidad; y la organización de actividades de restauración ecológica en las que participaron tanto niños como adultos mayores durante los fines de semana.