Fabiola Brown Viqueira, estudiante de segundo año, revivió su experiencia de nuevo ingreso tras el inicio de clases presenciales del primer año académico en la Universidad de Puerto Rico Recinto de Río Piedras.
Brown Viqueira, de 20 años, comenzó sus clases presenciales el 17 de agosto de 2021. Luego de haber cursado su primer año en la modalidad virtual, se sintió ansiosa y angustiada al tener que asistir físicamente al recinto por primera vez.
“Aunque no conozca a nadie, ver a los estudiantes, la vida, la universidad y la gente le alegra a uno y alegra al alma”, expresó la estudiante de Periodismo.
A pesar de que la alumna solo cursa una clase presencial , comentó que “ahora que tengo una probadita de lo que podría ser normal, no se compara para nada”.
La integrante de la Facultad de Comunicación e Información explicó que tomar clases en su primer año fue fácil debido a que podía conectarse a su dispositivo y escuchar desde la comodidad de su casa o mientras asistía a una cita médica, pero admitió que influía en la atención hacia el profesor al estar distraída de lo que se daba en clase.
Para Brown Viqueira, la interacción entre estudiante y profesor fue poco existente por lo que es un factor que ella valora en la experiencia presencial.
Añadió que tampoco había apoyo entre estudiantes. “Te sientes solo; te sientes bien perdido. Todo el mundo está bien perdido, pero no lo sabes porque no los tienes ahí”, sostuvo la estudiante.
Para Brown Viqueira la experiencia en el recinto es incomparable a la de estar en la casa tomando clases virtualmente, pues es un ambiente en el que según ella “todo el mundo está estudiando, todo el mundo está pasando por lo mismo que tú”.
Durante los dos días que asiste al recinto, la futura comunicadora compartió que se sintió “como si hubiera sido prepa en el primer día, bien perdida” y con ansiedad porque enfrenta retos que no se presentaban en clases virtuales como el manejo de tiempo al tener que buscar estacionamiento; cumplir con otras responsabilidades, como en su caso el ballet, pues durante las clases virtuales podía manejar, con mayor facilidad, el balance entre sus cursos universitarios y el baile.
“Estudiar en la universidad no solo es estudiar; la experiencia de todo”, concluyó la también bailarina de ballet al tener una “probadita” de lo que pudiera ser la normalidad en su vida universitaria.