En honor a la conmemoración de los 153 años del Grito de Lares, se revisita la historia con el propósito de hacer volar la imaginación y reconectar con uno de los Grandes en esta gesta: Ramón Emeterio Betances, el Antillano y Padre, aunque exiliado, de la Patria puertorriqueña.
Las respuestas de esta entrevista se fundamentan en la veracidad de las hazañas de Betances en el pasado. Pues, sin duda alguna, estas serían sus respuestas para el Puerto Rico de hoy.
Háblenos sobre su educación fuera de Puerto Rico y los comienzos de su militancia política desde Francia.
Nacido el 8 de abril de 1827 en el seno de una familia pudiente y bastante acomodada, tuve la oportunidad de abandonar mi pueblo natural de Cabo Rojo, para embarcarme a Francia a la edad de diez años. Fue precisamente allí donde cursé el resto de mis estudios hasta alcanzar el bachillerato en Letras y Ciencias, y más adelante, doctorarme en la Facultad de Medicina de París en el año 1853. Durante mis estudios universitarios, inevitablemente, fui adquiriendo una conciencia política un tanto liberal. Esto influenció muchísimo, o quizá, fue la razón directa por la cual tuve una participación activa en la Revolución Francesa de 1848. Eso, y que el sentido de justicia impulsó gran parte de mi trabajo durante casi toda mi vida.
¿Cuándo comienza a simpatizar con las tendencias separatistas para Puerto Rico?
Luego de unas vacaciones en Puerto Rico en el 1848, regreso a Francia con el fin de continuar mis estudios universitarios. En este viaje conocí a un gran compatriota: Segundo Ruíz Belvis. En nuestra llegada a París, coincidimos con otros puertorriqueños como Román Baldorioty de Castro y José Julián Acosta. Allí comenzamos a trabajar con la recolección de documentos históricos referentes a Puerto Rico, debíamos devolverle el pasado a nuestra Patria. Gracias a esto, en 1851 se logró la creación de la Biblioteca Histórica de Puerto Rico; en ese entonces, Isla de San Juan Bautista. No obstante, sentía un deber imprescindible por investigar más a fondo sobre las tendencias esclavistas en la isla.
Para comenzar, creo importante destacar que estaba trabajando con personas con diferencias o preferencias políticas. Aún así, todos entendíamos lo mismo en cuanto a la esclavitud. Incluso antes de conocerles, Acosta había trabajado a favor de la abolición, visitando hacendados en el oeste de la isla con la finalidad de establecer que el jíbaro con un salario digno podría trabajar tan bien como una persona esclavizada.
En 1856 me encontraba de regreso en Puerto Rico. Listo para comenzar a trabajar para mi gente como médico-cirujano. En 1858 retomé mi activismo político, y comencé a fundar sociedades secretas abolicionistas. El objetivo era liberar a aquellos recién nacidos, y ayudar a escapar a otras personas esclavizadas a diferentes islas en Las Antillas. Provenir de una familia esclavista me hacía entender cuán inhumana resultaba esta realidad para los negros en mi país. Creo que eso me impulsaba aún más a la acción para erradicar el problema e intentar atacar desde la raíz. La independencia debía llegar.
Abolicionismo, ¿razón principal de resistencia y el Grito de Lares?
El abolicionismo fue la razón principal de mis luchas. Esta también fue la principal causa de mis exilios. La primera vez, y con la ayuda de Ruíz-Belvis, comenzamos a liberar a niños negros en Puerto Rico pagándole a sus amos 25 pesos por cada uno; ¿resultado? exilio a Francia. Esto, y la independencia, fueron conceptos hermanos en mi mente. Vuelve a suceder en 1863: la República Dominicana se reintegra a España, y se desata una guerra. Fue al finalizar en 1865, cuando escuchan que fui parte del movimiento, y huyo en esta ocasión a Nueva York.
Un 21 de diciembre de 1865 se constituye entonces la Sociedad Republicana de Cuba y Puerto Rico, en búsqueda de la liberación e independencia de las dos islas. Ruíz-Belvis y yo, a pesar de formar parte de esta organización, reconocimos la necesidad de crear un organismo propio que nos accesibilizara la posibilidad de lograr la independencia y la abolición de la esclavitud para nuestra patria. No es hasta el 1867 que lo logramos, y constituyendo el Comité Revolucionario de Puerto Rico, publicamos un manifiesto que expone las razones para llevar a cabo una revolución en la isla. Este manifiesto fue firmado tanto por Ruíz-Belvis y yo, como por Francisco Basora y Juan Manuel Macía, quien fue presidente de la Sociedad Republicana en aquel momento.
Disponiendo de armas en Estados Unidos, Haití, Venezuela y República Dominicana, decidimos organizar entonces una revuelta contra el gobierno español en la isla que iba a tomar lugar el 29 de septiembre de 1868. Las autoridades se enteraron antes, así que la fecha se adelantó para el 23 de septiembre. Debido a esto, las armas no pudieron llegar a tiempo para propulsar la gesta, y lamentablemente, el movimiento hoy conocido como El Grito de Lares falló; pero los esfuerzos debían ser redirigidos entonces a otras luchas en Las Antillas. La agenda seguía aguardando la independencia y el abolicionismo como el siguiente punto a discutir. Esto se debía trabajar.
¿Cómo asume su rol identificado por la comunidad caribeña como El Antillano y Padre de la Patria puertorriqueña desde el exilio?
Lo asumo desde la honestidad, el respeto, y sobre todo la lucha. Una vez nos derrotaron en la revuelta del Grito de Lares, me enfoqué en asistir a nuestros hermanos cubanos en su lucha. El mismo propósito: independencia y abolicionismo. Ciertamente, me hubiese gustado pasar más tiempo en mi país. Fueron más los años que pasé en el exilio, viviendo en Francia, Estados Unidos, incluso Haití, que los que pasé en la isla que me vio nacer. Aún así, le entregué mi corazón a mi región: El Caribe, Las Antillas, la gente que comparte y vive los mismos deseos que yo. Al sol de hoy quisiera entender qué le pasa a los puertorriqueños que no se rebelan. Será la gran incógnita que llevaré en el pensamiento, incluso ahora, luego de la muerte. Sin embargo, veo la chispa de la esperanza y el deseo de aquella lucha que un día comenzó. Quizá con esta generación, o las próximas; pasaré de ser el Padre [exiliado] de la Patria, para reconocer la gesta de unx nuevx prócer más.
Nota del editor: Este perfil se redactó consultando la plataforma Umbral de la UPR Recinto de Río Piedras y las biografías publicadas en EcuRed, Biografías y Vidas, y Valor y Cambio.