Las manifestaciones presenciales del movimiento estudiantil riopedrense se detuvieron por la pandemia del COVID-19, pero ante una moción aprobada en la Asamblea General de Estudiantes del 31 de marzo, decenas de universitarios retomaron la avenida Juan Ponce de León el pasado 14 de abril para objetar las medidas de austeridad impuestas a la Universidad de Puerto Rico (UPR) en la marcha “¡Matrícula Justa Ya!”.
A las 10:00 a.m., las personas frente al portón principal del Recinto de Río Piedras andan en camisetas de diferentes tonalidades de rojo, naranja y negro. Un camión con bocinas enormes toca canciones de músicos puertorriqueños que apelan al sentir de lucha, como una canción de la cantautora puertorriqueña iLe.
Hay un cartel de tela blanca escrito con letras rojas que lee, “¡Matrícula Justa Ya!”, el nombre de la marcha convocada por el estudiante y representante de la Juventud Socialista Ernesto Beltrán Feliciano.
Dos personas amarran otro cartel, de tela roja, a las rejas verdes de la institución. Detrás de las rejas, permanece despoblada la facultad de Humanidades del Recinto, donde yace la torre centenaria, símbolo emblemático del primer centro docente de Puerto Rico. El cartel rojo, escrito con letras negras, lee, “Restituyan el presupuesto 9.6%”.
“El gobierno le asignaba 9.6 por ciento de los fondos generales gubernamentales a la UPR, pero están congelados por los recortes”, abunda Marina Rodríguez Seguí, representante ante la Junta Universitaria.
Parece mínimo a simple vista, pero la ausencia de ese porcentaje ha producido un recorte presupuestario tan masivo como de $94 millones. La Junta de Supervisión Fiscal (JSF) ha propuesto proveer a todo un sistema universitario compuesto de 11 unidades académicas solo $407 millones, un presupuesto que ni el presidente de la UPR, Jorge Haddock Acevedo, calcula como suficiente. Los miembros de la JSF implementarán el cambio para el 1 de julio, reduciendo los fondos operacionales por 51 por ciento para el próximo año fiscal.
Una representante de la Asociación Puertorriqueña de Profesores Universitarios (APPU) toma el micrófono y apela a las personas presentes. “Vamos a comenzar la actividad ahora con un piquete y les invitamos, verdad, a irse uniendo para irnos organizando”.
Seis oficiales de la Policía de San Juan estacionan sus motoras para detener el tránsito en la avenida Ponce de León. Los estudiantes llegan poco a poco; primero, de dos en dos, y luego, de cinco en cinco. Ellos traen pancartas, sombrillas y panderetas, al igual que su frustración y dolor. Los manifestantes andan con sus bocas y narices cubiertas con mascarillas quirúrgicas o de tela, algunos hasta con dos capas, ante el repunte de casos por coronavirus y la presencia de nuevas cepas en la Isla.
Aún con sus bocas tapadas, sus voces retumban por la avenida. Cantan algunas consignas tradicionales y otras atenuadas a los peligros nuevos que enfrenta la institución; expresan su coraje y angustia. Algunos no se dejan escuchar, pero se dejan leer por medio de sus pancartas.
Un manifestante se parece a la noche encarnada. Lleva una camiseta negra, pantalones cortos negros, mascarilla negra —es de los que lleva doble capa— bandana negra amarrada en la cabeza, cubriendo su cabello rizo y marrón oscuro, y una pancarta de fondo negro. Se llama Kevin Rivera Pérez y es estudiante subgraduado de cuarto año de la Facultad de Administración de Empresas en el recinto riopedrense.
“La Administración no está haciendo nada; los salones están bien desmantenidos y nosotros estamos cansados de tener el alza de matrícula y no ver ninguna acción por parte del rector. Estamos cansados ya, en verdad. Queremos ya un cambio”, exhorta el estudiante.
La inacción administrativa que objeta el estudiantado no se limita a la UPR en Río Piedras. El día antes de la manifestación, el Recinto de Ciencias Médicas (RCM) anunció que perdió la acreditación de su programa de Neurocirugía. Esta noticia que devastó a muchos no solo se debió a los más recientes recortes millonarios, sino también por falta de atención a los señalamientos hechos hace dos años.
La representante claustral alterna del RCM, Lida Orta Anés, aclaró a este medio que la administración del RCM estaba al tanto de la amenaza que corría el programa, pero nadie logra justificar la negligencia. Por más banderines rojos volados al aire, el Consejo de Acreditación para la Educación Médica Graduada (ACGME, por sus siglas en inglés) se vio obligado a remover la credencial.
Rivera Pérez se solidariza nuevamente al son de las consignas lideradas por dos muchachas con megáfonos que, al momento, cantan “¡No me llames IUPI! ¡Llámame candela!”.
Los manifestantes suben y bajan la avenida Ponce de León contra el reloj. Allí, se suma a la manifestación Rafael Bernabe Riefkohl a las 11:00 a.m., bajando la cuesta de la avenida. Bernabe Riefkohl es senador bajo el partido Movimiento Victoria Ciudadana (MVC), profesor de literatura en el recinto riopedrense y coautor del Proyecto del Senado 172, también conocida como la ley de reforma universitaria.
“Estoy aquí expresándome en contra de los recortes y alza de matrícula, y a favor del proyecto que hemos radicado en la legislatura, el Proyecto 172”, afirma Bernabe Riefkohl.
Según el senador, el Proyecto de Reforma Universitaria asegura proteger la fórmula del 9.6 por ciento del fondo general del gobierno de Puerto Rico para la operación y el desarrollo del sistema universitario.
“Estamos exigiendo que se respete la fórmula [9.6 por ciento]. Protestamos contra los recortes al presupuesto de la universidad que han tenido en su consecuencia el aumento de la matrícula que excluye a muchos de los estudiantes a la educación superior.”, recalca el representante.
Detienen el piquete a las 11:40 p.m. para que los organizadores de la actividad hablen ante el público presente. Una de las que toma el micrófono es la Presidenta de la Hermandad de Empleados Exentos No Docentes (HEEND), Jannell Marina Santana Andino.
“Estamos totalmente en contra de todos los aumentos de matrícula de estudiantes, tanto subgraduados como graduados […] Ustedes son el futuro de este país y nosotros no podemos permitir que el futuro de este país lo mancillen y lo maltraten. Lamentablemente, tenemos a una Junta de Supervisión Fiscal que ve esa torre y lo que ven es un gasto, cuando realmente somos una inversión”.
Ante esta problemática, el representante estudiantil Marcus Ramos Cintrón y la representante claustral Margarita Villamil Torres denunciaron los retos que los estudiantes enfrentarán en agosto por las medidas de austeridad impuestas por la JSF. Aparte del recorte de $94 millones, los estudiantes graduados se encontrarán con una matrícula de más de $7,000.00, un costo que no todos podrán sufragar dentro de una economía local en recesión y una alta tasa de desempleo. A la larga, las medidas solo harán más ancha la brecha entre la educación superior accesible y los jóvenes de la Isla.
A pesar de ser abril, mes de primavera, el calor en Río Piedras se intensifica. A falta de sombra para refugiarse del sol del mediodía, las personas se abanican con papeles sueltos y se despegan las camisetas para refrescar sus espaldas. Otros usan sus propias pancartas como sombrillas.
Miembros de la HEEND comparten botellas de agua y meriendas al público desde el baúl de un minivan blanco con una frase pegada a la ventana: “¡Luchamos para vencer!”. Un miembro permanece cerca del auto estacionado ante el portón principal, mientras otro camina entre la muchedumbre y pregunta, “¿Tienes sed? Hay agua fría en confianza”. Mientras ellos se ocupan por el bienestar de los alumnos —en contraste con la administración universitaria, según denuncias del estudiantado— , Rodríguez Seguí cierra la actividad con un mensaje final.
“Los estudiantes lo venían advirtiendo desde el 2017 y el tiempo les dio la razón. Las organizaciones hoy se dan cuenta y continúan su lucha junto a nosotros y eso es lo que hay que hacer: unirnos y continuar día a día dando la lucha por la Universidad de Puerto Rico.”
La representante ante la Junta Universitaria le agradece al público que se dio la oportunidad de asistir, y recalca la importancia de practicar el activismo desde la calle. Aunque el activismo en las redes sociales ayuda a desmantelar ideas estereotipadas y discursos violentos hacia la educación accesible, Seguí reitera: “hay que salir a la calle”.