En las pasadas semanas, como consecuencia de la popularización del tema racial, ha resurgido el mito de que en Puerto Rico no existe el racismo. Sin embargo, ser una persona negra en la isla trae consigo una serie de violencias y vivencias que, muchas veces, se traducen en traumas.
Así lo atestigua Ricardo Andrés Santana Fonseca, estudiante de las tres disciplinas de la Escuela de Comunicación de la Universidad de Puerto Rico (UPR) en Río Piedras. El joven estudiante, original del pueblo de Carolina, se identifica como una persona negra y queer, término sombrilla utilizado en occidente para referirse a la comunidad LGBTQ+. Estos aspectos de su identidad han marcado su trayectoria como estudiante desde mucho antes de entrar a la universidad.
“Pensamos que el racismo tiene que ver con la expresión verbal, con ese odio directo, cuando hay más allá, tanto en estructura como de manera internalizada”, afirmó el estudiante.
Primeros encuentros con el racismo
Su conciencia sobre el tema racial comenzó desde muy joven, cuando cursaba estudios en un colegio católico en donde, según él, “no había conciencia social sobre lo que era el racismo como tal y cómo hay otras maneras de perpetuarlo”. En aquella institución presenció cómo profesores, incluso negros, incentivaban el blackface y el que personas blancas escribieran poesía negra. Sin embargo, en aquel momento no tuvo las herramientas para identificar el problema de esas conductas normalizadas.
“No fue hasta que entré a otro entorno social que me di cuenta de que, en efecto, todos esos tipos de cosas que vi en el colegio y que habían sido normalizados para mí, eran altas ofensas a la comunidad”, relató el joven de 21 años.
La falta de representación de personas negras ha sido una constante a lo largo de su trayectoria como estudiante, especialmente durante sus estudios en el colegio católico. Ante la ausencia de personas negras, Santana Fonseca se rodeaba de personas blancas, lo cual no era ningún problema para él. Sin embargo, en aquel entorno fue considerado por muchas de sus amistades blancas como una “oreo”, pues consideraban que él era “un negro con personalidad de blanco”.
“Me gustaba la cultura pop, me gustaba estar al tanto sobre noticias de fama, de entretenimiento, y para ellos eso era algo bien chocante porque yo era una persona negra que tenía ciertos atributos y gustos, como si ser negro implicara algo específico”, expresó el estudiante, quien comenzará en agosto su quinto año de estudios universitarios.
Estos comentarios propulsaron un sentido de incomodidad en el joven, quien comenzó a preguntarse qué dictaba realmente ser negro. Estas interrogantes suscitaron un interés por adentrarse en la cultura afrodescendiente, desde el cine, la televisión, la música y el arte. No obstante, esto no detuvo sus cuestionamientos hacia su identidad racial.
“Claro que hay unos ciertos atributos y figuras emblemáticas que nos representan completamente. Pero también eso me hacía dudar de mí: ¿Cuán expuesto yo estaba a ese tipo de cultura?”, cuestionó el estudiante.
La falta de exposición hacia ese tipo de recursos se sumó a la representación estereotipada de las personas negras en los medios de entretenimiento. Observar las caricaturizaciones y las burlas perpetuadas por los programas de televisión y el cine fueron eventos que lo marcaron.
“Con el tiempo, me chocó porque yo veía cómo personas encontraban ese tipo de contenido gracioso, y para mí nunca fue gracioso, porque yo me veía en esas personas”, confesó el joven.
Para Santana Fonseca, estas conductas tienen que ver mucho con el racismo internalizado, comenzando con su propia familia. A pesar de que muchos miembros de su familia son personas negras, constantemente pronuncian comentarios racistas que promueven el blanqueamiento y el rechazo hacia la negritud.
En este caso, la clase social es otro factor que, para él, influye en la forma en que se reproducen comportamientos racistas. El acceso a una educación universitaria ha sido una parte esencial en su proceso de desmantelar el racismo. Consciente de que no todos los miembros de su familia han tenido ese privilegio, Santana Fonseca ha asumido la tarea de detener la normalización, no solo de los comportamientos racistas, sino de la misoginia, la homofobia y la xenofobia.
“El racismo no debe ser un tabú, la homofobia no debe ser un tabú, ni la xenofobia ni ningún tipo de discriminación hacia las minorías”, consignó el alumno.
Falta de representación negra en la universidad
Llegar a la universidad fue una transición difícil para el estudiante, pues allí comenzó a darse cuenta del discrimen enraizado detrás de tantas cosas que veía como normales. Sin embargo, a pesar de que en la universidad ha sido donde más diversidad ha encontrado, no considera que el racismo sea un tema sobre el cual se profundice lo suficiente.
“Aunque hay más conciencia social y hay más portavoces que están dispuestos a brindar, no solo información, sino su propia perspectiva, creo que todavía nos falta mucho por recorrer y, en efecto, aunque no lo he presenciado [el racismo], sé que existe todavía, tanto en el ambiente universitario como en los alrededores”, expresó el estudiante, quien cursa además una concentración menor en Drama.
En la institución universitaria ha presenciado la constante falta de representación de personas negras, tanto en el estudiantado como el profesorado. Muchas veces, esta desproporción, especialmente en el área de la docencia, promueve el silenciamiento del tema del racismo en Puerto Rico en las discusiones académicas.
“Es algo bien atropellado porque es importante no solo hablar del tema, sino que personas que lo han experimentado o personas que sí tienen el conocimiento para abordarlo tengan esa voz y tengan la oportunidad de expresarse”, opinó el joven.
Para Santana Fonseca es esencial que el tema de la raza sea discutido abiertamente en la universidad y que forme parte de los currículos académicos, ya que, basado en su experiencia, las discusiones sobre este tipo de asunto son recursos importantes de reflexión y aprendizaje.
“Yo creo que lo más que he aprendido sobre estos temas ha sido porque hemos estado dispuestos a discutirlo, sea con amistades, sea en clases que surge el tema y se discute, y eso me ha ayudado a brindar mi propia perspectiva”, comentó.
Como estudiante de Periodismo, Relaciones Públicas y Comunicación Audiovisual, no solo se ha enfrentado a la falta de representación de comunicadores negros, sino a la ridiculización de las personas de la comunidad queer en los medios de comunicación.
“A mí me hería mucho ver cómo personas aceptaban ese tipo de ridiculización y estereotipación de las personas. Fue de las cosas que más me chocó porque, como persona queer, yo no me veía representado”, admitió el estudiante.
A pesar de la preocupación que le ha provocado este escenario, la falta de comunicadores que compartan su identidad ha servido a su vez como motivación para el estudiante, quien aspira a ocupar esos espacios en que, por tanto tiempo, han rechazado a personas como él.
“Creo que también eso ha sido un tipo de impulso, el ver que tanto yo como otros compañeros queremos formar parte de los medios y sentirnos cómodos en esos espacios”, comentó.
La negritud en el arte
Además de comunicador, Santana Fonseca se ha desempeñado como actor por muchos años de su vida. En el área de las artes, fue muy difícil conciliar su identidad como persona negra y queer.
“Siempre intentaba involucrarme en cualquier tipo de producción, sea en la universidad como fuera, y dudaba mucho de mí porque yo decía ‘pero es que no soy lo que ellos están buscando’”, expresó el joven.
Su color de piel, su físico, su actitud afeminada y su tono de voz fueron algunas de las características por las que recibía constantes críticas y comentarios. Estas agresiones provocaron que se sintiera inseguro de sí mismo y, por ende, se cohibiera de audicionar por ciertos personajes.
“Muchas veces me arrepentí porque no tomé riesgos, no decidí audicionar para ese personaje principal o ese personaje que tanto me gustaba, pero también tiene que ver con que una parte de mí sabía que no me iban a escoger”, confesó.
No obstante, con el tiempo, ha aprendido que su talento y disposición hacia el teatro es lo que asegura su éxito en esta disciplina. Actualmente, Santana Fonseca es parte del Teatro Rodante, y se encuentra en el montaje de su segunda producción teatral como estudiante del Departamento de Drama.
A pesar de que reconoce que son pocas las personas negras dentro del departamento, se siente orgulloso de que uno de los personajes principales de la próxima producción será interpretado por una estudiante negra.
“Es bien emocionante ver que estas personas se están desempeñando al igual que yo. Que, aunque somos pocos, pues tengamos exposición”, puntualizó.