Con sus raíces en el recinto universitario de Río Piedras, Huerto Semilla germina bajo el amor, la inclusividad y la resistencia para cultivar el retoño de la justicia alimentaria.
Huerto Semilla (o Huerta Semilla) es un huerto comunitario e interdisciplinario que se centra en el desarrollo de la educación agroecológica desde el principio de la autogestión y la horizontalidad.
El proyecto está ubicado entre la Escuela de Arquitectura y el Departamento de Bellas Artes de la Universidad de Puerto Rico (UPR) Recinto de Río Piedras, y es un espacio abierto donde trabajan estudiantes, profesores y personas de la comunidad riopedrense y de zonas aledañas.
La misión principal es trabajar la tierra de manera agroecológica y sustentable, con miras a alcanzar una justicia social dentro del proceso de producción de alimentos. Mas allá de eso, Huerta Semilla se caracteriza por ser un proyecto político en donde se reflexiona y se cuestionan las instituciones y las jerarquías.
“En las condiciones que vive Puerto Rico, sembrar es un acto súper político por la vulnerabilidad alimentaria que existe en la colonia, por ese poco acceso que tenemos a alimentos saludables y a alimentos locales incluso, porque la producción agrícola en Puerto Rico es un porcentaje bien bajo”, comentó Cindy Lee Santiago Villegas, quien lleva trabajando en el huerto desde el 2018.
El Huerto se autodenomina también como un proyecto cuir, feminista, diverso e inclusivo. Acorde a estos principios, los y las integrantes del huerto han decido utilizar el término “semilla” para nombrar, de manera neutro e inclusiva, a las personas que participen del espacio y así evitar las asunciones de género. Además, el concepto de “semilla” funciona como metáfora. En palabras de Paula Meléndez Maldonado: “somos semillas porque venimos desde abajo”.
Origen del proyecto
El Huerto Semilla, originalmente, llamado “Huerto Resi”, surgió de la huelga 2010, como parte de una iniciativa de rescate de espacios universitarios. Desde entonces, el proyecto se ha mantenido consistente a lo largo de los años, excepto por un periodo de “descanso” en el 2015.
Aunque la huerta se encuentra dentro del recinto universitario, su origen y mantenimiento no se limita a la comunidad estudiantil.
“Ahora mismo el huerto se sustenta no solo por el trabajo de estudiantes, sino por exestudiantes que ya no están matriculados o se graduaron. También, tenemos apoyo de uno que otro profesor o empleado no docente”, indicó K. Rebecca Rosa Encarnación, quien también participa en el huerto desde el 2018.
Durante la huelga del 2010, agricultores de la isla dialogaron con estudiantes en los portones para proponer visibilizar el problema de vulnerabilidad alimentaria. A partir de ese diálogo, los estudiantes incluyeron este aspecto en los reclamos de la huelga y comenzaron a accionar el Huerto, que no está afiliado a ninguna facultad o departamento de la universidad.
Uniendo esfuerzos para seguir sembrando
Actualmente, el proyecto convoca a través de sus redes sociales a todo aquel que quiera participar de las “brigadas” que se llevan a cabo todos los viernes a partir de las 3:00 de la tarde. Durante las brigadas, se asumen tareas como sembrar, cosechar, desyerbar, regar las plantas, podar, observar, trabajar las semillas y preparar la composta.
Las tareas se dividen entre las personas que asistan a la brigada, y se asumen de manera rotativa para asegurar el bienestar de los integrantes y promover una dinámica educativa y comunitaria.
A su vez, se problematiza la tradicional división de trabajo en base al género.
“Hay que meterle al paleo, hay que meterle a la asada, y eso es algo que problematizamos también. Muchas personas de las que trabajamos el espacio nos identificamos como personas femeninas o mujeres y ante esa mirada de la mujer como un ser débil, aquí nos encontramos con que no, con que nosotras podemos, no importa quien seas o cuál sea tu identidad de género, (…) tú puedes hacer esos mismos trabajos”, añadió Santiago Villegas.
El huerto se caracteriza por tener un plan de siembra que prioriza la rotación de cultivos como forma de combatir los monocultivos, particulares del trabajo agrícola a nivel industrial y que pueden maltratar el terreno.
“Tratamos de pensar ‘cómo vamos a remendar eso que le quitamos a la tierra para que ella pueda seguir trabajando de una manera sustentable’, porque de ahí es que viene que la tierra tal vez nos responda a la siembra como esperamos”, comentó Rebecca Rosa.
El espacio en el que está ubicado el huerto, solía ser antes una cancha de tenis que al quitarse se le añadió relleno de construcción, lo cual ha suscitado en la tierra una gran necesidad de trabajo y cuidado. Acorde a los métodos agroecológicos, que rechazan los químicos y fertilizantes, las “semillas” del huerto han decidido trabajar el cuidado de la tierra con el uso de la composta que ellos mismos preparan.
La composta se hace a partir del recogido de residuos orgánicos de la comunidad universitaria, en la cual participan muchos estudiantes de la residencia ResiCampus. Asimismo, recogen de otros dos espacios de la universidad, que son Cocina Rebelde y Iupicoop.
Al final de cada brigada, las cosas cosechadas se comparten entre las “semillas” que trabajaron el espacio ese día. En algunas ocasiones, se utilizan para la comida compartida que suelen hacer al final de cada brigada. También, se han hecho intercambios de las cosechas con comedores sociales como el Comedor Social Universitario.
El huerto tiene cultivos que se dividen en cuatro categorías: raíz, flor, planta aromática y cobertoras. Entre las cosas que tienen sembradas se encuentran: yuca, batata, gandules, guineos, papayas, frijoles, flor de Jamaica, orégano, quimbombó, pacholí, citronela, acerola, recao, guanábana, mango, limón y malagueta.
“El intercambio de alimentos es súper importante pa’ nosotros porque es un intercambio justo por el tiempo que estamos dando. Es un montón de trabajo el que se hace (…) y explotarnos no es sustentable. A falta de fondos, pues comida”, recalcó Santiago Villegas.
Viajando a nuevos jardines
Durante el mes de septiembre de este año, el proyecto tuvo la oportunidad de compartir a nivel internacional con otros proyectos agroecológicos. Cuatro “semillas” viajaron para Brasil a la Universidad Federal de Alagoas para participar del Congreso Nacional de Estudiantes de Agronomía y el Congreso Latinoamericano y del Caribe de Identidades Estudiantiles de Agronomía.
Según comentó Rebecca, quien formó parte del grupo que realizó este viaje, ambos congresos fueron un espacio de formación agroecológica y feminista: “Se habló mucho de la negritud, de les campesinos sin tierra, de les indígenas y de mucha conciencia interseccional de los roles de género y de los roles de mujeres conservando semillas” resaltó.
Este viaje lo hicieron con la Huerta Semilla y con la Red Agroecológica Estudiantil de Borikén, proyecto estudiantil de agroecología que se está formando principalmente desde Río Piedras, Utuado y Mayagüez.
Otras cuatro “semillas” viajaron a los Estados Unidos a trabajar en un programa de agricultura regenerativa en la granja Soul Fire Farm en el norte del estado de Nueva York. El trabajo de este colectivo se basa en cuestionar y desmantelar el racismo dentro del sistema alimentario mediante diversas estrategias, que van desde lo que deciden hacer con su cosecha hasta los programas educativos que tienen. Allí, los cuatro puertorriqueños participaron de la sesión en español del programa de inmersión BIPOC FIRE (Black-Indigenous-People-of-Color Farming in Relationship with Earth).
“Fue bien bello poder compartir los distintos proyectos que trabajamos y sobretodo cuestionarnos nuestras identidades en relación a la tierra y trabajar cuál es la percepción que tenemos del trabajo que hacemos, qué tan político o no político es”, expresó Santiago Villegas.
Después de 5 días allí, las cuatro “semillas” se movieron a la ciudad a conocer y compartir con otros proyectos cuirs y latinos que también se enfocan en el trabajo comunitario de la tierra.
Ambas “semillas”, Rebecca y Cindy, hicieron hincapié en que los viajes que no fueron de la institución ni propiamente estudiantiles, sino que fueron financiados desde la comunidad y desde el trabajo del huerto en apoyo con otros sectores como El Hangar en Santurce.
Actualmente, Huerta Semilla colabora con el Proyecto Agroecológico Urbano de la Escuela Intermedia Berwind, con quienes comparten talleres de formación agroecológica. Además, participarán del Festival de Arte y Literatura La Juntilla que se llevará a cabo el sábado 23 y el domingo 24 de noviembre en el Taller Libertá en Mayagüez.
ADT