La estudiante de cuarto año de Biología Molecular Emili Rosado Rodríguez ha superado todos los obstáculos de clase, género y raza que se han interpuesto en su camino para lograr ser una exitosa estudiante de ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM, por sus siglas en inglés) del Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico (UPR).
Rosado Rodríguez es de las pocas mujeres puertorriqueñas negras que investigan en el área de la biología en Estados Unidos y Puerto Rico. Como parte de su desarrollo académico e investigativo, ha participado de varios programas e internados, tanto dentro como fuera de la isla.
A pesar de todos los éxitos que Rosado Rodríguez ha alcanzado, está muy consciente de la falta de diversidad y de oportunidades que aún existen para personas como ella.
“Tú piensas que en la IUPI hay un montón de diversidad, pero tampoco es así, y mucho menos en Naturales. Yo puedo contar con la mano la gente que conozco de mi año que son negras, y las mujeres negras en la ciencia, mucho menos”, afirmó la estudiante.
Encontrándose con el discrimen desde el ambiente escolar
Desde muy pequeña, Rosado Rodríguez, original de Juncos, supo que quería estudiar Medicina. Sus deseos se afianzaron cuando en séptimo grado entró a la Escuela Especializada en Ciencias, Matemáticas y Tecnología (Cimatec) de Caguas.
A partir de esa educación, fue explorando sus intereses en la investigación. Sin embargo, su ingreso a esta escuela representó un gran reto. Ella venía de una escuela pública y no dominaba todas las materias como el resto de sus compañeros.
“Mi ‘background’ en matemáticas no era fuerte. Y tampoco en inglés. Ambas eran cosas que no entendía. (…) Casi todo el mundo venía de escuela privada y sabía inglés”, explicó Rosado Rodríguez.
Además de esto, la cuestión racial y de género siempre han marcado sus experiencias educativas. La estudiante es una mujer negra muy apegada a su familia materna, quienes son dominicanos.
Aunque se siente puertorriqueña ya que nació y se crió aquí, reconoce que es muy fuerte en ella su herencia dominicana. Sus raíces culturales la convirtieron en blanco de expresiones discriminatorias y de bullying. Rosado Rodríguez recordó que en la escuela recibió comentarios xenofóbicos como “los dominicanos son brutos”, lo cual, aunque no se daba cuenta en el momento, realmente, le afectaba.
“Tú no lo aceptas hasta que creces. Tratas de ignorarlo, y te enfocas tal vez en que simplemente te están diciendo otras cosas también como por el cabello, por el color de piel, por como habla tu mamá…”, añadió la joven.
El problema no era solo la xenofobia, sino también la diferencia de clase social entre ella y sus compañeros. Asimismo, la falta de representación de personas negras dentro de su espacio académico.
“En la escuela tampoco había casi gente negra, era casi todo el mundo gente de dinero. Pero en ese tiempo, yo no tenía la conciencia que tengo ahora, así que no lo veía así. Tú no te das cuenta porque estas acostumbrado a ser uno de los pocos, y no lo problematizas. Pero cuando fui creciendo y entré a la universidad fue cuando más el choque llegó”, recordó la estudiante.
Para Emili fue vital el apoyo de su madre y de su familia, quienes la ayudaron a mantenerse motivada y a poder asistir a esa escuela. “Tú eres inteligente, y tú vas a hacer algo importante. Sigue pa’ adelante”, eran las palabras que su madre siempre le decía.
La futura bióloga reconoce que esos factores le afectaban, pero que a su vez se convirtieron en una motivación para sobresalir académicamente.
Rompiendo esquemas dentro de la investigación científica
Su primera experiencia con internados fue durante el verano en el que terminaba el grado 11, cuando pudo participar del internado de la Fundación Dr. García Rinaldi. Consistía en hacer shadowing a doctores de diversos hospitales. Allí, fue donde descubrió su pasión por la cardiología.
Gracias a esta experiencia pudo conocer a la doctora Anabel Puig Ramos del Hospital Pediátrico de Ciencias Médicas, con quien trabajó su proyecto de feria científica. El trabajo se enfocaba en estudiar estadísticas de pacientes pediátricos luego de cirugías cardíacas. A raíz de esta experiencia, aumentó su interés por la investigación, especialmente, en cardiología.
“Los boricuas nunca faltamos al laboratorio, somos gente que siempre está muy dedicada. (…) A pesar de la barrera lingüística, de nuestra pronunciación y que tal vez no dominamos igual ciertos términos científicos que los aprendemos en español, yo pienso que nuestro performance fue excelente”, recalcó la joven.
En el verano antes de ingresar a la UPR, Rosado Rodríguez participó del programa Summer Research Apprentice de investigación en la Universidad de Wyoming, donde era la única mujer puertorriqueña y negra.
Desde primer año de universidad, la joven estudiante ha trabajado con el doctor José Rodríguez, profesor del recinto de Río Piedras, con quien investiga factores de transcripción relacionados al desarrollo del corazón.
El pasado verano, participó del Summer Research Internship Program del Departamento de Investigaciones Biomédicas de la Universidad de Virginia. También, trabajó con la profesora Coleen McNamara de Ciencias Médicas de esa misma universidad. En este programa, de 10 semanas de duración, también participaron otros estudiantes puertorriqueños de diversos recintos y universidades.
Falta de oportunidades para mujeres negras en las ciencias
La desigualdad no es solo visible dentro de la universidad, sino también en otros programas en los que ha participado fuera del recinto y del país. “En Virginia, nos daban seminarios todos los viernes, y luego que lo pensé, nunca nos tocó ni un hombre ni una mujer negra de los profesores haciendo investigación. Y tú buscas y buscas, y no hay representación”, exclamó Rosado Rodríguez.
Por otra parte, ha tenido que soportar los comentarios y comportamientos machistas, racistas y xenofóbicos en su trayectoria universitaria, especialmente en el área de la ciencia. Sobre esos acontecimientos, ella comentó: “Tú te encuentras con eso todo el tiempo. La gente se cree que uno exagera o que es chiste, pero todavía, en el 2019, eso sigue pasando”.
Estas agresiones han hecho que Emili no se sienta totalmente cómoda habitando esos espacios, pues se da cuenta, constantemente, de que las personas la juzgan. Hasta el punto, de cuestionarse su vestimenta en espacios académicos.
“Hay que empezar en las comunidades. Si no entras a la universidad, obviamente no vas a entrar al campo más allá de lo que es la ciencia”, mencionó.
De igual forma, ella considera que es importante la representación para que las niñas y niños negros sientan que pueden entrar al mundo científico y lograr sus metas académicas. Emili reconoce las dificultades que conlleva ser una persona negra en Puerto Rico, y además ser mujer y de clase baja.
“Hay mucha gente que se quita, y es que el sistema no está hecho pa’ que tú seas exitoso. Hay un montón de barreras que otra gente no tiene que pasar”, puntualizó la joven.
Actualmente, Rosado Rodríguez es parte del Programa de Estudios de Honor, y tiene miras a estudiar Cardiología, con interés específico en la Cardiocirugía. Luego de que culmine su bachillerato, le gustaría poder estudiar en el Recinto de Ciencias Médicas ya que quiere ejercer en Puerto Rico. No obstante, también se encuentra buscando otras opciones de escuelas de medicina, tanto dentro como fuera del país.
ADT