El Departamento de Drama de la Universidad de Puerto Rico (UPR) Recinto de Río Piedras deleitó al público presente en su segunda función de «El Mentiroso», una obra escrita por Carlos Goldoni, bajo la dirección de la profesora Rosabel Otón Olivieri.
El público toma asiento en las sillas blancas puestas en la Plaza Baldorioty frente al histórico Carromato del Teatro Rodante mientras espera las llamadas de la función.
A las 7:30, algunos de los teatreros entran, en personaje, al espacio y se sientan entre el público. Entre ellos, se destacan dos señoras, un hombre en traje formal, y un señor que lee un periódico de El Nuevo Día. Todos los personajes usan máscaras.
El escenario está cubierto de luz violeta y amarilla, y la espera se ambienta con unos violines que interpretan melodías italianas. Hay dos edificios altos, y uno de los dos tiene un balcón. Entre ellos, un callejón que se transforma en pasillo en otros momentos de la obra.
Un actor de voz profunda, atuendo formal del siglo XVIII, y una máscara negra advierte la primera llamada de la obra luego de hablar sobre los inicios del teatro rodante. Cierra con tres bastonazos contundentes.
A las 8 en punto, seguido de la campana resonante del recinto riopiedrense, comienza la obra.
Los personajes se levantan de sus sillas, y comienza una música guiada por guitarra que relata el desprecio hacia la cultura universitaria. Un joven salta frente al Carromato, dando vueltas, antes de volver hacia el escenario y continuar en canción con los demás actores.
«Somos un pueblo olvidado que era próspero. A nadie le importa nuestra historia», entonan los actores.
El número musical culmina cuando el actor engabanado se toma una foto con los habitantes de la ciudad universitaria y es rechazado inmediatamente.
Acto seguido, un grupo de burgueses baja las escaleras de la Plaza Baldorioty. Sus dedos truenan al ritmo de otra canción mientras dan vueltas y se dirigen al escenario.
Los ciudadanos se quejan de la obra teatral que está a punto de acontecer frente a ellos, haciendo referencia a que no están en Venecia.
El doctor, quien dio las llamadas, ahora habla sobre la trama de la obra. Los actores abandonan el escenario, y la noche permanece templada desde los asientos de plástico del público.
Un hombre cómico, de carácter ansioso, busca la manera de dedicarle una serenata anónima a la mujer que adora. La voz de Florindo brinca entre octavas, mientras que la de su confidente, Briguela, es gruñona, ronca, y grave.
Una actriz entra en escena, y con su voz dulce, interpreta la serenata que deja las damas en el balcón, Rosaura y Beatriz, enloquecidas. La música cambia a mitad de un tipo de bolero hacia música swing.
Luego, un muchacho vestido de bufón, Arlequín, entra en escena, con una porra en mano, y su actitud extravagante capta todo el escenario. En seguido, un hombre de ropa picaresca, Lelio, lo acompañaba.
Lelio trata a Arlequín como un ser intelectualmente inferior, a pesar de que este está consciente de lo que Lelio hace, pero no le queda otra opción que obedecerlo por su condición social.
‘’Nos reímos de la relación de Lelio y Arlequín, pero debemos estar conscientes que las disparidades entre las clases sociales y el abuso hacia la clase trabajadora sigue siendo una triste realidad en nuestra sociedad’’, expresó Luis Cervoni, actor que interpreta a Lelio.
Se percatan de las damas que están hablando en el balcón justo sobre ellos, y Lelio les llama la atención.
Se revela que el mentiroso al que se hace referencia al inicio es Lelio. Es incapaz de decir la verdad, aún cuando trata de su criado Arlequín.
Arlequín se mofa del carácter mentiroso de Lelio y, a través de toda la obra, busca imitarlo, aunque fracasa en engañar a los demás exitosamente.
Los actores gesticulan y se mueven sobre el escenario con gran agilidad y expresividad.
«Los personas, al ser arquetipos en la Comedia del Arte, tienen referentes simbólicos que dan dirección a los movimientos de cada personaje. Al utilizar máscaras, el reto es mostrar la emoción en el cuerpo, siempre mirando hacia al frente»,
compartió Xavier Ortiz, quien interpreta a Arlequín.
Ahora, fingiendo ser ‘’Astrubal de los Marqueses’’, Lelio se despide de las damas, y justifica su vicio de mentir a Arlequín al denominar sus mentiras como ‘’geniales invenciones’’. Cierra la frase con una guiñada al público que vuelve a romper la cuarta pared.
Otro hombre burgués, Octavio, entra en escena y conversa con Lelio. Octavio intenta disimular el desprecio que siente por su contrincante quien, según él entiende, ha conquistado su querida, Beatriz.
Tras un encuentro nocturno de Lelio y Rosaura y una segunda entrega de regalos anónimos a ella por parte de Florindo, entra una góndola acompañada de una flauta dulce que, desafinadamente, toca la melodía famosa de la Novena Sinfonía de Beethoven.
Se revela que el médico, padre de Rosaura y Beatriz, ha acordado un matrimonio entre su hija mayor y el hijo del otro señor que le acompañó en la góndola, el señor Pantalón.
Pantalón, de espalda encorvada, nariz larga, y voz fañosa, se dirige al público con cinismo hacia las mujeres en los matrimonios: la disyuntiva entre los hombres de la obra y, luego, las mujeres que reclaman su poder. Al encontrarse con Lelio, surge otra mentira inevitable, y ahora, finge ser hijo de Pantalón.
A la orilla del Carromato, los actores, con expresiones neutrales, esperan sentados en bancos de cemento para entrar a sus próximas escenas.
Entre escenas, los ciudadanos del pueblo universitario preparan el escenario. Una mesa de madera, y un par de sillas decoran el espacio.
Las mentiras de Lelio comienzan a alcanzarle pues comienzan a perder coherencia entre sí. Los llantos, las risas melodramáticas, y carácter persuasivo de Lelio no bastan, por lo que Pantalón comienza a frustrarse con su supuesto hijo.
Arlequín, por otro lado, le suplica ser el bufón de Pantalón, a cambio de comida, y se queja de que Lelio no le ha dado de comer hace mucho.
‘’Brindan ese paralelismo entre la clase alta y quizás la clase más baja, y llevan ese intento de traspasar ciertas situaciones que pueden ocurrir en la clase alta al plano de los sirvientes. En la Comedia del Arte, hay una jerarquía basada en la burocracia de aquellos tiempos, y parte de la comedia es lo que no es común en un personaje de un status’’, añadió Ortiz.
Florindo lanza un papel pequeño y blanco hacia el balcón que la sirvienta Colombina encuentra. Su vista se queda fijado en el soneto unos segundos a espaldas de Rosaura luego de que ella pide privacidad.
La próxima mentira de Lelio no convence a Rosaura, y luego, Octavio lo reta a un duelo por los agravios que sus mentiras han ocasionado. Saca su espada alargada y la apunta hacia Lelio con furia.
Al Arlequín descubrir que la supuesta muerte de Octavio en el duelo entablado también fue una mentira, sus carcajadas intensificaron, y se lanzó al suelo, mofándose del supuesto muerto.
Entre el diálogo de los personajes principales, los pueblerinos comentan lo que piensan. Una en particular le pidió a los personajes que no ensayaran en su balcón, y que hay un gran teatro en el que pudieran ensayar si se les permitiera, haciendo referencia al Teatro UPR.
Al Pantalón leer la correspondencia de quién realmente es su hijo, rompe en histeria, intentando de atacar a Lelio. ‘’Mienten como los políticos del país’’, interpone una de las compueblanas de Río Piedras.
El público se ríe del texto de los pueblerinos, y los burgueses a menudo les mandan a callar, lo que simboliza el silenciamiento de las voces de los estudiantes, y de aquellos que son marginados. Los burgueses son los únicos que pueden ocupar el escenario con toda la absurdidad que los ciudadanos riopiedrenses ya han logrado descifrar desde el inicio de la obra.
‘’Tan embustero, y después dicen eso de nosotras las mujeres’’, reclamó Colombina hacia Lelio. Luego, la risa exagerada de Lelio al quedar expuesto como mentiroso se torna rápidamente en terror y súplicas.
Comienza el desenlace: Rosaura toma a Florindo por esposo; y Beatriz a Octavio. La obra concluye con una lección didáctica acerca de las mentiras y sus consecuencias, pero antes de cerrar, ocurre un giro: las mujeres expresan que se darán el tiempo necesario de conocer a los hombres y decidir si, en efecto, les gustan o no, logrando ver más allá de las mentiras y la manipulación de los otros.
‘’Al tratar de conseguir lo que él quería, terminó complicando todo lo que en un principio podía ser beneficioso para él. Nuestra adaptación de la obra nos permite darnos cuenta que no importa la época, sea en Venecia en el siglo 18 o en Puerto Rico en el siglo 21, los mentirosos y la gente que se quiere aprovechar de los demás siempre existirán. Dentro de la crítica, debemos ver cómo mejorar nuestra realidad’’, concluyó Cervoni.
Dicha decisión rompe completamente con la noción del matrimonio de la época, y contextualiza la obra en la autonomía contemporánea de la mujer sobre su vida privada y su cuerpo. Además, las pueblerinas declamaron su disgusto hacia los comentarios machistas durante el transcurso de la obra.
Los aplausos del público llenan la Plaza Baldorioty, y culmina la obra.
‘’El Mentiroso’’ presentará sus últimas funciones el jueves, 12 de marzo, y el domingo, 15 de marzo, a las 8:00 p.m.
AMRC