Lo hizo por el amor y la conexión que logró con sus estudiantes en pocos meses. De lo contrario, la vergüenza que sentía lo vencería y hubiera rechazado la idea de disfrazarse de uno de los personajes más famosos de la saga cinematográfica Star Wars para comenzar el espectáculo tradicional. Pero aceptó, y así, vestido con una capa negra y una máscara alusiva al villano Darth Vader, Lester Pérez Flores subió al podio y dirigió, durante sus primeras Justas de la Liga Atlética Interuniversitaria de Puerto Rico en el 2016, a la Centenaria Banda Colegial.
Pudo haber sido carpintero como su abuelo, doctor como quería su madre, o abogado, como le sugirió su tía, pero Pérez Flores optó por ser maestro de música hace más de 30 años.
Decidió estudiar Música en la Universidad Interamericana de Puerto Rico Recinto de San Germán, pues vive apasionado por los sonidos y ritmos que transmiten los instrumentos musicales. Se ha desenvuelto en la dirección, la tuba y el bajo en más de 20 orquestas y bandas en el país.
La casa de sus abuelos maternos, en San Germán, donde creció y vive, fue donde desarrolló una relación especial con la música. El director de la banda de la Universidad de Puerto Rico (UPR) Recinto de Mayagüez recordó cómo le ilusionaba salir al balcón en las tardes a escuchar y a observar los ensayos de marcha de la Banda Escolar de San Germán que realizaban frente a su hogar.
“Cuando yo escuchaba los tambores que iban cerca del viraje de la calle de mis abuelos, eso era un evento para mí, […] era algo que me atraía. Despertó grandemente el amor y la pasión por este tipo de organización”, mencionó con una gran sonrisa el maestro.
Aunque la percusión lo cautivó, el cuatro, que vio por primera vez en televisión, se convirtió en el primer instrumento que aprendió a tocar a sus ocho años.
“Yo era súper fanático de Don Maso Rivera, un cuatrista increíble. Ese señor tocaba en El show de las 12 casi todos los días y yo tenía que ver El show de las 12”, explicó.
El sangermeño agregó que los programas televisivos de la época, alrededor de los setenta, influenciaron grandemente en sus gustos y conocimientos musicales. En la pantalla chica, Pérez Flores descubría a las orquestas de música popular, e incluso “veía muñequitos como Tom y Jerry solo para escuchar la música”.
Admitió también asistir a las fiestas patronales de su pueblo y dirigirse meramente frente a la tarima a presenciar a los músicos que allí presentaban, e ignoraba a las machinas, lo que usualmente divertía a los niños de su edad.
Comienzos de su carrera
Lo que pareció una extraña atracción melódica se transformó en el estilo de vida de Pérez Flores. Le tocó reproducir su pasión en otros estudiantes, pues el maestro ha musicalizado y recorrido “todas las escuelas elementales de San Germán”.
“Yo comencé a trabajar en el 1989 con Título I, ahí, integrábamos español con música. Hacíamos una canción a tono con esa destreza”, sostuvo.
Luego de esa primera experiencia, logró obtener una plaza dedicada solo a los temas básicos de la música y fue enseñando poco a poco en el sistema público educativo del archipiélago.
Además de educar, Pérez Flores invertía su tiempo como tubista en la Banda Municipal de Ponce, en la Orquesta Caminando, Homenaje a Rubén Blades, en el Conservatorio de Música de Puerto Rico y otras agrupaciones que su memoria ha complicado recordar por la gran cantidad de experiencias que continúa teniendo.
Su amor por la tuba se integró cuando el entusiasta llegó a la escuela intermedia Julio Víctor Guzmán y se unió a lo que de niño le movía el corazón: la Banda Escolar de San Germán.
“Cuando llegué a la escuela intermedia te hacían un examen visual […] y ahí determinaron que yo debía tocar el bombardino”, mencionó.
Aunque no se encontraba muy convencido con la idea en un principio, comenzó a aprender sobre el instrumento y por consecuencia, conoció la tuba. En la actualidad, “la tuba tiene un lugar muy especial, ese instrumento me apasiona”, garantizó.
¿Colegio, tu papá?
Los roles que Pérez Flores iba ocupando le otorgaron reconocimiento con otros músicos y orquestas locales. Mientras laboraba como maestro en la Escuela Libre de Música Ernesto Ramos Antonini de Mayagüez, colaboró con distintas bandas escolares, y entre ellas, la Colegial.
Durante los Juegos Centroamericanos del 2010, que se celebraron en Puerto Rico, el director de aquel entonces en la banda del recinto mayagüezano, Efrén Gregory, lo invitó a ayudarle en la organización del espectáculo. “Ahí me motivó. Wow, qué buena experiencia”, confesó Pérez Flores.
La admiración que sentía hacia la Centenaria Banda Colegial no era nueva. Cuando estudiaba en la Inter San Germán, los ritmos de la agrupación le “impactaban más” de lo que él tocaba ya.
“Cuando nosotros íbamos a las Justas en la Universidad, después que hacíamos el desfile, siempre entraba la banda del Colegio. En las gradas nosotros tocábamos varias cosas y cada vez que pasaba un evento, la banda de la Inter tocaba el himno de la Universidad, para nosotros era un orgullo, pero de momento venía un evento que ganaba el Colegio y venía esa banda con un merengue. […] Aunque nosotros ganáramos las Justas, para mí, que estoy más pendiente de la música, esa banda […] llamaba la atención”, destacó quien sin imaginarlo se convertiría en su actual director.
Y así, de manera inesperada, Gregory lo volvió a contactar alrededor del 2015.
“Mira Lester, estoy pensando en retirarme. ¿Por qué tú no vas a entrevista?”, le señaló el líder de la banda colegial hasta ese año.
“Me gustaría intentarlo, vamos a ver qué pasa”, respondió Pérez Flores.
Pasaron las semanas, y por problemas con unos documentos, perdió la primera entrevista. Luego de un semestre, con la motivación de su esposa, llegó a la segunda.
“Después recibí la llamada: ‘mire don Lester, ha sido seleccionado’’, manifestó con “una alegría inmensa” como la que sintió en aquel momento.
La chaqueta verde
Desde el 2016, a las 7:30 o 7:45 a.m, Pérez Flores recuerda llegar al Recinto de Mayagüez, caminar a su oficina, saludar a los miembros de la facultad de música y, antes de la pandemia del COVID-19, buscaba y preparaba los materiales necesarios para iniciar los ensayos de banda a las 9:30 a.m., una rutina que él describe como “una responsabilidad increíble”.
Sus esfuerzos han llevado a los estudiantes a reconocerlo como el corazón de la banda, motivándolo a seguir ejecutando un trabajo de calidad.
Aunque llegó a sentirse presionado por el papel que debía tomar, hubo una aceptación inmediata por los integrantes, quienes ahora forman parte de su familia.
“Cuando me llaman a decirme que había sido seleccionado, me indican que pase por aquí por el departamento […]. Cuando yo llego, estaba la banda ensayando y me dicen: ‘vente, que te voy a presentar”, aseveró el tubista.
Mientras mencionaban su nombre y su nuevo rol ante la multitud de estudiantes, el director expresó que sintió lo siguiente: “aquel corazón se me iba a salir del pecho, ese momento nunca lo voy a olvidar”.
El músico reveló que aunque ha pertenecido a “varias instituciones muy buenas, aquí es algo especial. Estos muchachos tienen una gran hermandad”.
El viaje a Pasadena, California, donde la banda representó a Puerto Rico en la Parada de las Rosas en enero del 2020, confirmó para Pérez Flores el orgullo que siente, al igual que los estudiantes, de representar a su alma máter y a su pueblo.
Debido al coronavirus, las actividades de la banda se han realizado de forma virtual, un motivo de nostalgia para el educador, pues le hace falta sentir presencialmente el calor de los colegiales.
Para él, ponerse la chaqueta de director de aquel color verde emblemático del RUM es un honor que lo impulsa a continuar persiguiendo la pasión que tiene por la música desde temprana edad.